Este lunes el Tribunal Oral N°1 de Dolores dio a conocer la sentencia a los ocho rugbiers acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa.
Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli fueron condenados a prisión perpetua como autores primarios de homicidio doblemente agravado.
Mientras que Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi fueron condenados a 15 años de prisión como participes secundarios por homicidio doblemente agravado.
En ese contexto, los cinco condenados a prisión perpetua podrían recuperar la libertad dentro de 30 años. En tanto que los que sufrieron penas de 15 años de cárcel estarán en condiciones de obtener la libertad condicional en 2030.
No está establecido cuál es el máximo de la pena de la prisión perpetua, el criterio aplicable mayoritariamente en estos casos contempla como hipótesis extrema los 50 años de cárcel.
Para acceder a la libertad condicional deberían cumplir dos tercios de esa pena, es decir 33 años, de los cuales ya cumplieron tres. Entonces, podrían salir a la calle de manera transitoria en el 2052.
Para los tres que fueron condenados a 15 años, el cálculo es el mismo, por lo que la libertad condicional podría corresponderles a partir de los 10 años de cumplimiento efectivo.
¿A qué edad saldría de prisión cada uno de los rugbiers?
De esa forma, teniendo en cuenta los aspectos anteriormente mencionados, podrían obtener la libertad condicional cuando alcancen la siguiente edad:
- Máximo Thomsen (23): a los 53 años
- Enzo Comelli (22): a los 52 años
- Matías Benicelli (23): a los 53 años
- Blas Cinalli (21): a los 31 años
- Ayrton Viollaz (23): a los 33 años
- Luciano Pertossi (21): a los 51 años
- Ciro Pertossi (22): a los 52 años
- Lucas Pertossi (23): a los 33 años.
No obstante, los plazos para acceder a los beneficios de morigeración o anticipación del acceso al régimen de salidas transitorias pueden acortarse o alargarse de acuerdo a la conducta.
Nota relacionada: ¿A qué carcel irán los rugbiers?
Una de las formas más frecuentes de ese acortamiento es el “estímulo educativo”, que no acorta la pena pero adelanta la posibilidad de acceder a los beneficios de la reinserción.
