Cada vez más personas incorporan vinagre de manzana a su rutina diaria con la promesa de mejorar la salud digestiva. Se lo menciona en dietas detox, como aliado del intestino y hasta como un remedio natural para aliviar malestares estomacales. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
¿Qué es el vinagre de manzana?
El vinagre de manzana se obtiene mediante un proceso de fermentación de los azúcares de la manzana, que da como resultado un líquido ácido rico en ácido acético y enzimas naturales. Puede ser filtrado o sin filtrar, siendo este último el que contiene la famosa “madre”, una sustancia con bacterias beneficiosas.
¿Cómo actúa sobre el sistema digestivo?
El vinagre de manzana estimula la producción de ácidos estomacales y enzimas digestivas, lo cual puede facilitar la digestión, especialmente en personas que sufren de digestión lenta o pesadez después de comer.
Principales beneficios atribuidos al vinagre de manzana:
- Favorece el equilibrio del pH estomacal
- Ayuda a combatir el reflujo leve si se consume diluido
- Estimula la producción de enzimas digestivas
- Puede actuar como prebiótico si contiene la “madre” (sin filtrar)
- Contribuye a reducir la hinchazón abdominal
¿Cómo se toma?
Para aprovechar sus beneficios sin dañar el esmalte dental ni irritar el estómago, se recomienda:
- Diluir una cucharada (15 ml) en un vaso de agua (200 ml)
- Tomarlo en ayunas o antes de las comidas principales
- No exceder las 2 dosis diarias
¿A quiénes puede ayudar?
El vinagre de manzana puede ser útil para personas que:
- Sienten pesadez estomacal frecuente
- Tienen digestiones lentas o gases
- Buscan un complemento natural para mejorar la flora intestinal
Precauciones y contraindicaciones
Aunque es un producto natural, no está exento de efectos secundarios si se consume en exceso o de forma incorrecta.
Evitar su uso en los siguientes casos:
- Personas con gastritis, úlceras o sensibilidad estomacal
- Quienes toman medicamentos para la acidez o la diabetes
- Niños pequeños o embarazadas sin supervisión médica
Además, siempre debe consumirse diluido y nunca directamente, ya que puede dañar el esmalte dental y provocar irritación.