Cada movimiento en el sistema previsional argentino es observado con atención. El Gobierno nacional admite que las reformas estructurales no producirán efectos inmediatos y que, por ahora, la prioridad es evitar el colapso de las prestaciones básicas. En ese marco, el PAMI se convierte en uno de los focos más sensibles, no solo por su peso económico sino también por su alcance social: atiende a casi cinco millones de jubilados y pensionados en todo el país.
El PAMI frente a un déficit persistente
El organismo proyectaba un déficit del 22% para 2024, aunque las cifras actuales se mantienen bajo reserva oficial. A pesar de los esfuerzos de contención, el desequilibrio sigue siendo cubierto mediante transferencias directas del Tesoro Nacional. Desde la conducción del PAMI aseguran que se está haciendo “el máximo esfuerzo para ser autosustentables sin perder prestaciones”.
El 80% del presupuesto se destina a prestaciones médicas y medicamentos, por lo que cualquier recorte en estas áreas impacta de manera inmediata. La política de restringir los fármacos con cobertura total se mantendrá sin modificaciones, mientras que se buscará mejorar los precios en licitaciones clave, especialmente en rubros sensibles como:
- Compra de medicamentos
- Insumos de hemodinamia
- Pañales para adultos mayores
El año pasado, la obra social modificó los pliegos de provisión y distribución de pañales, reemplazando la entrega en farmacias por el envío directo a los domicilios de los afiliados. El objetivo fue reducir intermediarios y garantizar trazabilidad, lo que según estimaciones oficiales permitiría un ahorro de $5.000 millones anuales.
Reclamos de prestadores y tensiones internas
Mientras el PAMI intenta equilibrar sus cuentas, prestadores y hospitales asociados reclaman por la falta de fondos y el retraso en los pagos. En el Hospital Español se registraron faltantes de insumos básicos, una situación que también afecta a otros centros de atención en distintas provincias.
En el plano político, el organismo atraviesa disputas internas por su amplio despliegue territorial: cuenta con más de 600 agencias y 38 unidades de gestión local. En los últimos meses, se registraron cruces entre el asesor presidencial Santiago Caputo y el operador Eduardo “Lule” Menem, lo que motivó al PAMI a emitir un comunicado oficial en el que aclaró que “las delegaciones del PAMI no serán más una caja negra al servicio de la política”.
Centralización, digitalización y nuevas transferencias
El plan oficial busca avanzar hacia una mayor centralización de funciones en la sede principal, con el objetivo de limitar la discrecionalidad de las delegaciones provinciales y municipales. Este proceso se apoya en la digitalización de trámites, aunque todavía solo una minoría de afiliados utiliza los canales electrónicos.
Paralelamente, el titular del organismo, Esteban Leguízamo, firmó junto al gobernador Rogelio Frigerio la transferencia del Hospital De la Baxada, en Paraná, al sistema provincial de salud. Se analiza aplicar un esquema similar con el Hospital del Bicentenario de Ituzaingó, y no se descarta replicar el modelo en otros centros SAMIC.
Expectativas y desafíos para 2026
Las autoridades del PAMI proyectan que la recuperación económica prevista para 2026 podría permitir una reducción de las transferencias del Tesoro Nacional, aunque sin abandonar completamente la asistencia estatal. El gran desafío será mantener las prestaciones, contener el gasto y garantizar que el organismo no vuelva a convertirse en un botín político dentro de la administración pública.













