A 52 días de haber regresado al mar, el tortugo Jorge continúa su travesía por las aguas del Atlántico Sur y ya lleva recorridos más de 2.000 kilómetros.
Según informaron desde el Instituto de Investigaciones Costeras y Marítimas, organismo que realiza el seguimiento satelital del reptil, actualmente se encuentra navegando frente al estado de Santa Catarina, en Brasil, a la altura de la localidad de Criciúma.
Jorge, que pesa cerca de 100 kilos y tiene una edad estimada de 60 años, fue liberado el pasado 13 de abril luego de permanecer cuatro décadas en cautiverio. Su regreso al mar fue posible tras el cierre definitivo del oceanario Aquarium de Mar del Plata, lo que motivó su traslado y posterior rehabilitación. El ejemplar, de la especie tortuga verde (Chelonia mydas), se encuentra en óptimo estado de salud y adaptado a su entorno, según indicaron los especialistas encargados de monitorear su comportamiento y desplazamiento.
La historia de Jorge es larga y conmovedora. Vivió aproximadamente 20 años en libertad antes de ser capturado. Desde 1984 hasta 2022 permaneció en el Acuario Municipal de la ciudad de Mendoza, en condiciones artificiales muy alejadas de su hábitat natural. A fines de octubre de 2022 fue derivado al oceanario de Punta Mogotes como parte de un programa de rehabilitación, con el objetivo de prepararlo para su reintroducción al mar.
Los científicos que siguen su ruta destacan que su comportamiento actual coincide con el de una tortuga silvestre: se alimenta, descansa y se desplaza de forma autónoma, lo que representa un caso exitoso de reinserción después de un largo período de encierro. Además, el seguimiento satelital que se le realiza permite recolectar datos valiosos sobre los patrones migratorios de esta especie en aguas del Atlántico Sur, contribuyendo a futuras políticas de conservación marina.
La travesía de Jorge no solo simboliza un acto de justicia biológica tras 40 años de encierro, sino también una oportunidad para visibilizar la necesidad de proteger a las especies marinas y evitar su explotación en cautiverio.
Su viaje continúa, y los investigadores estiman que en las próximas semanas seguirá rumbo al norte, adentrándose en zonas tropicales donde probablemente se alimentará y se desarrollará en plenitud.