Buenos Aires, 11 de agosto de 2025 – El caso del adolescente Diego Fernández Lima, desaparecido en 1984 y cuyos restos fueron hallados en mayo de este año en el barrio porteño de Coghlan, dio un nuevo giro con la presentación espontánea de Cristian Graf, el principal sospechoso, ante la fiscalía a cargo de Martín López Perrando. Graf, de 56 años, compañero de colegio de la víctima, se presentó sin abogado en los tribunales, en un intento de declarar, aunque el fiscal no lo permitió en ese momento, según informaron fuentes judiciales.
El caso, que ha conmocionado a la opinión pública por su conexión con una casa lindera a la que habitó el icónico músico Gustavo Cerati, avanza con nuevas pistas que podrían esclarecer un crimen silenciado durante 41 años. Diego Fernández Lima, de 16 años, fue visto por última vez el 26 de julio de 1984, cuando salió de su casa para visitar a un amigo. Su desaparición, inicialmente catalogada como “fuga de hogar” por las autoridades, dejó a su familia en una búsqueda desesperada que nunca obtuvo respuestas hasta este año.
El hallazgo que reabrió el caso
El 20 de mayo de 2025, obreros que trabajaban en una obra en avenida Congreso al 3700, en Coghlan, descubrieron restos óseos humanos mientras realizaban excavaciones en un terreno donde alguna vez estuvo la casa alquilada por Gustavo Cerati. Los restos, sin embargo, provenían del jardín de la propiedad vecina, habitada desde los años 70 por la familia Graf. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó los restos como pertenecientes a Diego Fernández Lima, confirmando que el joven había sido víctima de una muerte violenta, con una herida cortopunzante en la cuarta costilla y signos de un intento de desmembramiento.
Entre los objetos hallados junto a los restos se encontraron una suela de zapato, un llavero, un reloj Casio CA-90, un corbatín escolar y una moneda japonesa de 5 yenes, que ayudaron a contextualizar la época del crimen. Estos elementos, junto con el análisis forense, apuntaron a que el homicidio ocurrió en la década del 80, coincidiendo con la desaparición de Diego.
Cristian Graf, bajo la lupa
La investigación tomó un rumbo decisivo cuando un excompañero de colegio de Diego y Graf, actualmente radicado en Europa, se contactó con el fiscal López Perrando tras leer la noticia del hallazgo. Este testigo clave afirmó que Diego, conocido como “El Gaita”, y Cristian Graf, apodado “El Jirafa”, eran amigos y compañeros en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36. Este testimonio puso a Graf, quien residía en la casa donde se hallaron los restos, en el centro de las sospechas.
Graf, de 56 años, se presentó este lunes 11 de agosto en la fiscalía, pero el fiscal no le tomó declaración en ese momento, informándole que aún no había sido imputado formalmente. Según trascendió, el fiscal planea imputarlo en las próximas horas, lo que obligará a Graf a designar un abogado defensor. En el barrio, la presencia de Graf generó revuelo. Según medios locales, al regresar a la casa de avenida Congreso, se enfrentó a los periodistas presentes, pidiéndoles que se retiraran.
Daniel Scarfo, un licenciado en Seguridad e Higiene que trabajaba en la obra vecina, relató a Infobae que Graf se acercó el día del hallazgo y ofreció tres hipótesis sobre el origen de los restos: que podrían pertenecer a un cura enterrado en una antigua iglesia, a un establo que alguna vez existió en el lugar, o a tierra traída para nivelar el terreno al construir una pileta. Estas explicaciones, que en su momento no levantaron sospechas, ahora son revisadas con atención por los investigadores.
Un crimen prescripto, pero en busca de verdad
A pesar de los avances, un obstáculo legal complica el caso: el homicidio, ocurrido hace 41 años, está prescripto según la legislación argentina, lo que significa que, aunque se identifique al culpable, no podrá ser penado. Sin embargo, el fiscal López Perrando continúa la investigación para reconstruir los hechos y brindar respuestas a la familia de Diego, que durante décadas exigió justicia. Juan Benigno, el padre de Diego, falleció sin saber qué le ocurrió a su hijo, tras denunciar que las autoridades desestimaron el caso desde el principio.
El Club Atlético Excursionistas, donde Diego jugaba en las divisiones juveniles, expresó su consternación en un comunicado: “Enviamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo a toda su familia y deseamos que su alma finalmente pueda descansar en paz”.
Próximos pasos
El fiscal López Perrando tomará declaración testimonial vía Zoom al excompañero de colegio que aportó el dato clave, y se espera que en los próximos días se formalice la imputación de Graf. Aunque la prescripción del delito limita las consecuencias penales, la investigación busca esclarecer si Graf actuó solo o si hubo más involucrados en el crimen.
El caso, que combina elementos de misterio, nostalgia por la figura de Cerati y la tragedia de una familia que esperó respuestas durante cuatro décadas, mantiene en vilo a la sociedad argentina. La verdad sobre lo ocurrido en aquella casa de Coghlan en 1984 está más cerca que nunca, pero aún quedan interrogantes por responder: ¿qué pasó realmente con Diego Fernández Lima? ¿Quiénes estuvieron involucrados en su muerte? La investigación sigue su curso, y el país espera que, al menos, la verdad salga a la luz.