El estremecedor crimen que conmueve a Tres Arroyos y sus alrededores no solo dejó una secuencia de horror que terminó con la vida de una mujer, sus dos hijos y el posterior suicidio del femicida. Un detalle tan inexplicable como perturbador envuelve aún más de tragedia el hecho: uno de los niños asesinados por su padre se llamaba Tiziano, y en el parabrisas del camión contra el que el hombre se arrojó para quitarse la vida estaba ploteado ese mismo nombre.
Ese detalle, aparentemente menor, terminó por romper a quienes participaron en las primeras tareas en el lugar del hecho. El nombre “Tiziano”, visible en letras grandes sobre el parabrisas, podría haber sido una simple elección del camionero para homenajear a un ser querido. Pero su coincidencia con el nombre del niño asesinado por su propio padre convirtió la escena del crimen en un cuadro insoportable. Además, el camionero se dirigía a Tres Arroyos, localidad donde vivía la familia.
Tiziano tenía 10 años y estaba por cumplir 11 el lunes siguiente. Era el mayor de los dos hijos de Rocío Villarreal y Fernando Dellarciprete. Su hermano menor, Francesco, hubiera cumplido 4 años a fines de junio. Ambos fueron encontrados sin vida dentro de un zanjón, junto a la Renault Duster blanca con la que su padre los había trasladado luego de asesinar a su madre en una casa del barrio Villa Italia.
La secuencia, según reconstruyó la Justicia, se inició con el asesinato de Rocío dentro de su domicilio cuyo cuerpo fue hallado por sus familiares cuando, preocupados por su silencio, ingresaron a la vivienda por la fuerza. Para entonces, Dellarciprete ya había huido con los niños. El recorrido terminó horas después, en la Ruta Nacional 228, cuando el hombre se arrojó deliberadamente contra un camión que circulaba en sentido contrario.
“El hombre se cruzó en mi camino. No pude hacer nada”, declaró conmovido el conductor del camión. Aún sin poder reponerse del hecho, aclaró que Dellarciprete se lanzó sin dudarlo contra el vehículo. El camionero viajaba hacia Tres Arroyos. Dellarciprete, hacia Necochea.
Fue entonces cuando los peritos descubrieron el nombre “Tiziano” sobre el parabrisas del camión. El impacto emocional fue inmediato. Según trascendió, ese nombre correspondería a un hijo o familiar cercano del camionero. No hay vínculo conocido entre ambas familias.
Fue, al parecer, una coincidencia del destino. Una que remueve fibras y deja un interrogante inquietante: ¿acaso Dellarciprete lo vio antes de arrojarse?
Quienes conocen la zona y participaron en las primeras horas de la investigación describieron la escena como algo difícil de procesar. No solo por la violencia del crimen, sino por esa coincidencia que dio a todo un tono casi irreal. “Era como si todo estuviera escrito con crueldad anticipada”, relató uno de los agentes que llegó al lugar.
Dellarciprete tenía 39 años y trabajaba en el transporte de mercaderías. Estaba bajo tratamiento psiquiátrico. En redes sociales, solía compartir fotos familiares junto a Rocío y sus hijos, en aparentes momentos de felicidad. Rocío, en tanto, había trabajado en el Municipio de Tres Arroyos y tenía un emprendimiento propio de venta de cosméticos y aromatizantes.
La fiscal Natalia Ramos, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N°6, encabeza la investigación. El teléfono celular del agresor y cámaras de seguridad ya están en análisis para establecer con mayor precisión los momentos previos a la tragedia. También se estudia si existían antecedentes por violencia de género.
Mientras tanto, la comunidad permanece conmocionada. Vecinos, familiares y compañeros de los niños no encuentran consuelo. Y el nombre Tiziano, repetido en dos contextos tan distintos como dolorosos, quedará para siempre grabado como el símbolo involuntario de una tragedia inexplicable.