En la víspera se cumplieron cuatro décadas de la tragedia que en 1985 costó la vida a los Bomberos Voluntarios de Chascomús, José Ulises Beroy y José Luis Aldabe, un hecho que marcó profundamente a la comunidad de esa localidad y a todo el cuerpo bomberil de la región.
Aquel día, un caluroso domingo de 1985, el entonces presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, había concurrido a su ciudad natal a emitir su voto en las elecciones de medio término y luego almorzó en la estancia “La Encarnación”, propiedad de la familia de su amigo personal Alfredo Bigatti. En horas de la tarde, una dotación del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Chascomús fue convocada para colaborar con tareas de prevención en el despegue del helicóptero presidencial que trasladaría a Alfonsín de regreso a Olivos.

Sin embargo, en el trayecto hacia el establecimiento rural, la unidad autobomba en la que se desplazaban volcó en circunstancias que aún hoy permanecen grabadas en la memoria colectiva. En el siniestro perdieron la vida Beroy y Aldabe, dos hombres comprometidos con el servicio, cuya entrega y vocación por el deber se convirtieron desde entonces en un símbolo de heroísmo para toda la comunidad.
Con el paso del tiempo, la Asociación de Bomberos Voluntarios de Chascomús decidió perpetuar su recuerdo erigiendo un monumento conmemorativo a la vera del camino rural que conduce a “La Encarnación”. Este espacio, silencioso y solemne, se transformó en un sitio de encuentro para familiares, compañeros y vecinos que, año tras año, mantienen viva la memoria de quienes dieron su vida en cumplimiento del deber.
En esta oportunidad, al cumplirse 40 años del trágico hecho, se realizó un emotivo acto conmemorativo en el mismo lugar. Participaron integrantes del cuerpo activo, autoridades locales, familiares y vecinos, quienes colocaron una ofrenda floral al pie del monumento y guardaron un respetuoso minuto de silencio en homenaje a Beroy y Aldabe.

Durante la ceremonia, se destacaron palabras que recordaron no solo la valentía de aquellos bomberos, sino también el profundo sentido de servicio que caracteriza a todos los hombres y mujeres que integran las filas de los cuarteles voluntarios.
La tragedia ocurrida en 1985 permanece como una de las más dolorosas en la historia de los Bomberos Voluntarios de Chascomús, y cada aniversario reafirma el compromiso de toda una comunidad con la memoria, el respeto y la gratitud hacia quienes entregaron su vida al servicio de los demás.













