Mauro limpiaba vidrios en un semáforo, pero una publicación cambió su vida y la de su familia

Sofía Martínez

Mauro es un joven tucumano que limpiaba vidrios en la esquina de Alem y San Lorenzo en San Miguel de Tucumán, pero también era el lugar donde Guadalupe, su pequeña hija de 6 años, estudiaba y hacía la tarea por no poder estar en la habitación donde vivían su mamá Ruth y su hermanito Santiago.

Mauro y su familia

El motivo era que tenían un suegro con problemas de alcoholismo y era peligroso para todos. Por tanto, pasaban sus días en la calle: “No veía la hora de irme para tener algo, pensaba que me iba a morir en el semáforo”, contó Mauro.

Un día cambió su vida gracias a un posteo de Álvaro Romero, quien subió una foto a las redes sociales y escribió: “No sé su nombre, lo conozco porque lo vi en la calle trabajando, haciendo changas. Ella es su niñita, aparte tiene su esposa y un niño más pequeño. Aquí se lo ve trabajando mientras su niña hace las tareas. Esa pequeña merece todas las oportunidades. Ayudemos, gracias”.

Esta publicación tuvo más de 4.700 interacciones y llegó a Agustín, quien se acercó con una propuesta de trabajo. Una nueva oportunidad para toda la familia.

“Agustín era cliente del semáforo, nos conocimos por su buen corazón”, explicó Mauro, quien hace poco más de un mes trabaja unas 9 horas en una empresa constructora como ayudante de albañil. Junto a Ruth ahora están contentos: “Podemos darle un mejor estilo de vida a nuestros hijos, antes si llovía no comíamos”.

Santiago y Guadalupe, hijos de Mauro

Nuevo trabajo, nueva vida

Luego de comenzar a trabajar en la empresa constructora, Mauro y su familia pudieron mudarse a una pensión donde tienen el espacio y la tranquilidad que necesitaban. Ruth tampoco tenía trabajo, pero sus vecinos la ayudaron a entrar al mercado laboral: ahora limpia en 3 casas y la ayudaron para que Guadalupe pueda asistir a una escuela con doble turno, y Santiago a un jardín maternal.

“Estamos felices, ahora nos tenemos que levantar todos los días temprano para ir a un lugar, sabemos que a la noche volvemos a estar bajo un techo y que cuando termine el mes, vamos a cobrar nuestra plata”, indicó el joven.

Con gran emoción Mauro expresó: “No esperaba conseguir un puesto fijo, pensaba que iba a ser temporal y que iba a volver a la esquina. Nuestra idea ahora es crecer, no aflojarle al trabajo y quizá vea de comprar una motito para llevar a Guada a la escuela y a mi mujer a su trabajo”.

El joven reconoce también que deben adaptarse a su nueva situación: “Aún nos tenemos que acomodar con la plata porque somos muy derrochones con nuestros hijos. Quizá porque a nosotros nos faltó tanto es que no le podemos decir que no a ellos y lo que nos piden, les damos”.

ETIQUETAS ,
Compartir este artículo