Indignación por la ausencia del helicóptero sanitario en la tragedia de Ruta 3: “Podría haber salvado vidas”

El lunes por la madrugada se registró un trágico accidente sobre la Ruta Nacional N°3, a la altura del kilómetro 132, en la localidad bonaerense de San Miguel del Monte. Un micro de larga distancia de la empresa Cóndor Estrella chocó de frente con un camión que, según los primeros reportes, habría invadido el carril contrario. El saldo fue devastador: al menos cuatro muertos y dieciséis heridos, seis de ellos en estado crítico.

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El hecho ocurrió cerca de las 5:10 de la mañana, en un tramo donde la presencia de niebla complicaba la visibilidad. Las ambulancias de la zona no dieron abasto y fue necesario convocar a empresas privadas, ART y obras sociales para asistir a las víctimas. Según relataron testigos, hubo una urgente necesidad de refuerzos médicos y se llamó “a todos lados” pidiendo más ambulancias y personal de emergencia.

Sin embargo, un hecho que generó profunda indignación fue la ausencia total del único helicóptero sanitario operativo de la Policía Bonaerense, el EC145 LQ-CLU, equipado para el traslado aéreo simultáneo de dos pacientes politraumatizados. La aeronave, que funciona como una ambulancia aérea de terapia intensiva, tiene capacidad de llegada en apenas 25 minutos desde su base en Puente 12 hasta San Miguel del Monte, la mitad del tiempo que tarda una ambulancia terrestre.

A pesar de la gravedad del siniestro, el helicóptero no fue activado en ningún momento del día, ni para la asistencia inicial ni para traslados secundarios de los heridos. El recurso aéreo nunca despegó de su base y, de acuerdo a datos de seguimiento satelital, no fue utilizado en los últimos siete días. Tampoco fue convocado en otras emergencias recientes como la inundación en Bahía Blanca o el accidente del 7 de abril en La Madrid.

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La ausencia de esta herramienta clave generó fuertes cuestionamientos. Con autonomía de combustible para operar múltiples traslados sin recarga, y la posibilidad de derivar pacientes graves a hospitales de mayor complejidad como El Cruce o el Cuenca Alta de Cañuelas, su intervención podría haber sido determinante para salvar vidas o mejorar significativamente los tiempos de atención.

El interrogante que quedó flotando es si la inacción respondió a una falla en la coordinación sanitaria, a una falta de pedido formal o a una decisión política de no intervenir por tratarse de una ruta nacional. En cualquiera de los casos, para las víctimas y sus familias, la inactividad del helicóptero representa una oportunidad perdida en medio del caos.

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