Pablo Cabrera, presidente del partido La Libertad Avanza en el distrito bonaerense de Punta Indio y ex integrante de la Armada, quedó en el centro de una fuerte polémica tras emitir declaraciones que fueron interpretadas como una reivindicación del terrorismo de Estado.
Durante una transmisión en vivo por un canal partidario, Cabrera recordó un automóvil de su infancia y dijo: “Todavía había un Ford Falcon en mi familia, sí, el verde aceituna que venía de fábrica”. Sin embargo, la frase que encendió el repudio llegó minutos después, al aludir a ese mismo vehículo: “Abrías el baúl y todavía olía a justicia”.
El comentario no pasó desapercibido. En pocas horas, se viralizó en redes sociales y generó una ola de rechazo por parte de organismos de derechos humanos, dirigentes políticos y ciudadanos, quienes interpretaron sus palabras como una banalización de los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
El Ford Falcon verde, al que Cabrera se refirió con aparente nostalgia, es un símbolo doloroso en la memoria colectiva argentina. Durante el régimen iniciado en 1976, estos vehículos fueron utilizados de forma sistemática por las fuerzas represivas para realizar secuestros ilegales. Sin patente y manejados por personal de seguridad, eran empleados para capturar a militantes, estudiantes y trabajadores que, en muchos casos, eran llevados encapuchados y maniatados en los baúles hacia centros clandestinos de detención.
Las repercusiones del caso no se limitaron a lo simbólico. Distintas voces de la política local y provincial exigieron la inmediata desvinculación de Cabrera de toda función institucional, al considerar que sus dichos constituyen una afrenta a la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado y a los principios democráticos.
Este episodio vuelve a poner en discusión el rol de los dirigentes públicos frente al pasado reciente del país, y resalta la importancia de preservar la memoria, el respeto por los derechos humanos y el compromiso con la verdad y la justicia.