En la víspera se cumplieron tres meses del crimen del joven Fernando Báez Sosa en la localidad balnearia de Villa Gesell, por el cuál permanecen detenidos ocho de los diez rugbiers que lo atacaron a patadas y golpes hasta acabar con su vida a la salida del boliche Le Brique.
Los acusados se hallan alojados en cuatro celdas en grupos de a dos, en el pabellón 6 de la Alcaidía de La Plata 3 de Melchor Romero.
Casualmente ayer, uno de los acusados, Blas Cinalli cumplió 20 años y lo festejó junto al resto de los rugbiers consumiendo los alimentos y bebidas que le hicieron llegar sus familiares, aunque éstos no pudieron estar presentes como consecuencia del aislamiento social decretado por el Gobierno Nacional el 20 de marzo, que también alcanza a todas las cárceles del país.
Precisamente Cinalli fue quien recibió días atrás una de las peores noticias del caso: los peritos científicos determinaron que su perfil genético fue hallado debajo de las uñas de Fernando.
A su vez, las pruebas de laboratorio realizadas en la Asesoría Pericial del Ministerio Público Fiscal de Junín arrojaron en los últimos días que en el 70 por ciento de las prendas de vestir secuestradas a los imputados había sangre de la víctima.
