Las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense están muy preocupadas por el estado psicológico de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, especialmente aquellos que recibieron prisión perpetua.
La versión oficial
Las fuentes penitenciarias revelaron: “Los ocho están con una medida de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen”.
Y agregaron que existe un temor “de que puedan suicidarse”. De acuerdo a la fuente penitenciaria: “Ellos estaban mal antes del juicio, imagínate ahora ya condenados de esta manera”.
La crisis de los teléfonos
Las autoridades le quitaron los celulares que los jóvenes tenían para comunicarse con su familia al descubrir que los usaban para enviar mensajes a las redes sociales defendiendo su causa.
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Uno de los jóvenes habló con un funcionario y le confesó que el contacto con sus parientes era lo único que los mantenía con vida.
La decisión del Servicio Penitenciario
Ante las señales de depresión de los rugbiers, las autoridades pusieron un cuidado extremo para prevenir cualquier situación riesgosa.
Según la versión oficial, Thomsen y Comelli son los más afectados y requirieron varias veces asistencia psicológica. También, pidieron que les llevaran biblias y la visita de un pastor.