Uno de los indicadores más observados por el sistema financiero argentino es el nivel de morosidad de los clientes, en especial en el segmento de familias. El Banco Central publicó los datos de mayo pasado y reveló que la mora en tarjetas de crédito subió a 4,2%, frente al 2% registrado en abril de 2024, un salto que encendió las alertas entre bancos y consultoras.
Las causas detrás del incremento
De acuerdo con fuentes del sector, la suba responde a una combinación de factores:
- Aumento del consumo financiado con tarjeta de crédito.
- Desfase entre salarios e inflación, que redujo la capacidad de pago de los hogares.
- Intereses elevados, con costos financieros totales que en muchos casos superan el 100% anual.
El economista Juan Carlos De Pablo advirtió sobre los riesgos de usar la tarjeta como crédito: “La mejor manera de fundirte es creer que lo que debería ser una tarjeta de compra, la transformás en una tarjeta de crédito. Pago mínimo… no, no, no”.
El peso del pago mínimo y la espiral de deuda
Un informe de la consultora LCG señaló que los gastos con tarjeta tienen cada vez más peso frente a salarios que no despegan. Se identificó un patrón claro: los consumidores comienzan pagando apenas un poco más que el mínimo y luego no logran cubrir ni siquiera ese monto, lo que dispara la morosidad.
Durante los últimos doce meses:
- Más del 45% de los usuarios activos paga solo el mínimo.
- Dos años atrás, esa cifra rondaba el 35%.
- En algunos segmentos, la proporción llega al 60%.
Este comportamiento genera un efecto multiplicador de la deuda. Al pagar solo el mínimo, el saldo restante se financia automáticamente con tasas altísimas, que se suman al capital original y a los intereses acumulados. De este modo, lo que parecía manejable se convierte en un saldo que crece mes a mes de manera exponencial.
Consecuencias de pagar solo el mínimo
Optar de forma recurrente por el pago mínimo puede traer efectos negativos:
- Historial crediticio afectado si la práctica se vuelve habitual.
- Reducción del límite de crédito, lo que limita nuevas compras.
- Posible inhabilitación, ya que el banco puede suspender o cancelar la tarjeta.
Cómo refinanciar los saldos impagos
Cuando los resúmenes se vuelven impagables, los especialistas recomiendan actuar rápido para evitar que la deuda se descontrole. Existen diferentes alternativas:
- Plan de cuotas con la tarjeta: frena el crecimiento exponencial de la deuda, aunque con intereses todavía altos.
- Préstamo personal: si la entidad ofrece una tasa más competitiva, puede ser más conveniente. Además, permite consolidar varias deudas en un solo crédito.
- Negociación directa con el banco: opción para quienes atraviesan una dificultad extrema. Permite reestructurar la deuda antes de caer en mora.
La reacción de los bancos ante los impagos
Frente a este escenario, los bancos privados comenzaron a ofrecer planes especiales para financiar el total de los saldos vencidos y a vencer. Estas propuestas incluyen la posibilidad de pagar en cuotas con tasas sustancialmente más bajas que las aplicadas por las tarjetas, e incluso inferiores a las de un préstamo personal.
Como condición, la tarjeta se mantiene activa pero con un límite reducido.
Un ejemplo es el Banco Santander, que ofrece una línea con tasa del 48,10% anual hasta 36 meses, mientras que un préstamo personal en la misma entidad asciende al 81% anual.