A menos de dos semanas de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, un nuevo relevamiento confirma un dato que inquieta por igual a todos los partidos: crece el número de bonaerenses que asegura que no irá a votar el próximo 7 de septiembre.
El estudio, realizado en la primera quincena de agosto, expone con crudeza el desencanto ciudadano. Ni La Libertad Avanza, Fuerza Patria ni Somos Buenos Aires —los tres frentes que hoy concentran mayor intención de voto— logran revertir el clima de apatía que domina a una parte significativa del electorado.
Un “no voto” con múltiples causas
Los datos muestran que el ausentismo no se explica solo por desinterés, sino por un desgaste profundo del vínculo entre ciudadanía y política:
- 43,5%: “Siempre es lo mismo”. Expresan un hartazgo generalizado con el sistema político y desconfianza hacia cualquier espacio.
- 25,8%: No se siente representado por ningún candidato.
- 18,6%: Señala directamente a los partidos políticos como responsables de la desconexión con la gente.
- 12,1%: Rechaza la polarización extrema, donde —afirman— se vota “en contra” más que “a favor” de propuestas.
La suma de estos factores configura un escenario preocupante: la apatía política se cristaliza en una provincia que concentra casi el 40% del padrón electoral nacional.
Un fenómeno nacional que ahora golpea fuerte en Buenos Aires
El ausentismo ya había marcado las últimas elecciones en Salta, Chaco, Santa Fe, Misiones y Jujuy, donde la participación en algunos casos cayó por debajo del 65%. Sin embargo, el peso electoral de Buenos Aires vuelve esta tendencia especialmente delicada: una baja concurrencia podría alterar por completo las proyecciones de los principales partidos.
Según analistas consultados, este clima de desafección política refleja un ciclo más profundo de crisis de representación:“Estamos ante una ciudadanía que siente que su voto no transforma nada. La política, mientras no reconozca y atienda este problema estructural, seguirá perdiendo legitimidad”, advierte un consultor electoral.
A pocos días de los comicios, las campañas se ven obligadas a recalcular sus estrategias. Las redes sociales y los actos masivos no logran revertir el desapego: el desafío ya no es solo conquistar indecisos, sino convencer a los bonaerenses de que ir a votar aún vale la pena.