Un proyecto de ley impulsado por el diputado mendocino Julio Cobos ingresó al temario de la sesión de la Cámara de Diputados con el objetivo de adelantar el huso horario nacional en una hora, pasando del actual GMT-3 al histórico GMT-4.
La iniciativa, que se debatirá esta semana, busca corregir lo que sus impulsores consideran un “desfasaje histórico” entre el horario oficial y la luz solar. Según sus defensores, este desajuste genera un uso innecesario de energía eléctrica al requerir iluminación artificial durante la mañana y la tarde.
Origen y antecedentes
Argentina adoptó por primera vez el huso GMT-4 en 1920, pero a lo largo del siglo XX se introdujeron cambios intermitentes de “horario de verano” hasta que en 1969 se fijó de manera definitiva el GMT-3, vigente desde entonces. La última norma fue la Ley 26.350 de 2007, que contemplaba ajustes estacionales, pero dejó de aplicarse en 2009 y quedó obsoleta.
Justificación energética
El proyecto cita el informe de la doctora Andrea Pattini, directora del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía del CONICET Mendoza, que concluye que atrasar una hora permitiría aprovechar mejor la luz natural matinal y reducir el consumo de energía por la tarde. Además, en el actual contexto internacional, con precios del petróleo, el gas y el carbón en alza por conflictos globales, la medida tendría un impacto directo en la economía doméstica.
Alcance regional
La propuesta incluye una invitación a los países del Mercosur para coordinar de manera conjunta sus husos horarios, lo que facilitaría transacciones bancarias, operaciones bursátiles y el transporte en la región. Actualmente, la diferencia horaria con Brasil y otros socios complica la sincronización de servicios y la logística comercial.
De aprobarse, los relojes se atrasarían una hora en todo el país, lo que implicaría ajustes en rutinas laborales, escolares y en el funcionamiento de servicios públicos. Especialistas advierten que los primeros días se experimentaría cierta incomodidad, pero que a mediano plazo podría traducirse en un ahorro de energía y una mejor sincronización con el ciclo natural de luz y oscuridad.
Con este proyecto, el Congreso retoma un debate que ha perdurado décadas y que promete marcar un cambio relevante en el día a día de los argentinos.