La comunidad científica mundial, y en especial la NASA, están en vilo. En los pasillos de las agencias espaciales no se habla de otra cosa: la inminente detección del tercer objeto interestelar (3I), un visitante de otro sistema solar que podría cruzar nuestro vecindario cósmico en cualquier momento.
El nombre que resuena con más fuerza para este esperado evento es 3i/Atlas. Su sola mención genera una expectativa sin precedentes, y los motivos sobran. Podría cambiar todo lo que sabemos sobre el universo.
El evento que puede cambiarlo todo
Vivimos en una era revolucionaria. Hasta 2017, la idea de ver un objeto de otra estrella “visitándonos” era pura ciencia ficción. Pero todo cambió. Ahora, no solo sabemos que es posible, sino que los estamos esperando.
El próximo visitante, el “3I”, es la nueva obsesión de los astrónomos. A diferencia de los dos primeros, esta vez estamos listos. Los telescopios más potentes del mundo, incluyendo el sistema ATLAS, están escaneando el cielo 24/7, listos para “cazarlo” apenas asome.
¿Por qué tanto apuro? Porque estos objetos son cápsulas del tiempo de sistemas solares alienígenas. Estudiarlos es como tomar una muestra de la “fábrica” donde se crearon planetas a años luz de distancia.
¿Qué es exactamente “3i/Atlas”?
Acá es donde se centra la intriga. “3i/Atlas” no es (todavía) un cometa con nombre y apellido, sino el símbolo de esta cacería:
- “3I”: Es la designación oficial que le dará la Unión Astronómica Internacional al tercer objeto interestelar que se confirme.
- “Atlas”: Es el nombre del sistema (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) que probablemente lo descubra. Es una red de telescopios súper avanzada diseñada para encontrar objetos en movimiento.
La combinación 3i/Atlas se volvió viral en la comunidad astronómica porque representa la certeza de que lo vamos a encontrar y la alta probabilidad de que ATLAS sea quien dé el aviso.
Los dos viajeros que nos revolucionaron
Para entender la fiebre por “3I”, tenés que conocer a sus predecesores. Fueron dos eventos que sacudieron la astronomía:
- 1I/’Oumuamua (2017): Nos tomó por sorpresa. Lo vimos cuando ya se iba. Era rápido, oscuro y tenía una forma extraña, como un cigarro. No sabíamos qué era: ¿asteroide? ¿nave? Dejó más preguntas que respuestas.
- 2I/Borisov (2019): A este sí lo vimos venir. Era claramente un cometa, con una cola visible. Pudimos estudiarlo mejor y confirmar que los cometas “extranjeros” existen y viajan por la galaxia.
Borisov demostró que se podía. ‘Oumuamua demostró que el universo está lleno de cosas raras. El “3I” es el desempate, y la NASA está lista para apuntar todos sus instrumentos, incluyendo el Telescopio Espacial James Webb, para analizarlo.
Una cacería cósmica en tiempo real
Lo que está en juego es enorme. Si “3i/Atlas” resulta ser rocoso como ‘Oumuamua, confirmará que restos de planetas viajan por el espacio. Si es un cometa de hielo como Borisov, pero con una composición química extraña, podría darnos pistas sobre ingredientes para la vida en otros rincones de la galaxia.
La detección ya no es una cuestión de “si” va a pasar, sino de “cuándo”. Y cuando ocurra, la carrera por entenderlo será inmediata y global. El próximo “3i/Atlas” podría ser descubierto esta misma noche.















