Durante la última semana de mayo, la provincia de Buenos Aires atraviesa un giro térmico abrupto que marca el final definitivo del otoño y la llegada anticipada del invierno. Una masa de aire frío de origen polar avanza con fuerza y se posiciona sobre el territorio bonaerense, dejando atrás las temperaturas inusualmente elevadas que dominaron la primera mitad del mes.
Una vez que finalice el paso del sistema frontal, el aire muy frío se asentará con contundencia, provocando un fuerte contraste térmico. Este cambio brusco traerá como consecuencia heladas generalizadas que abarcarán toda la provincia, con la posibilidad concreta de que se registren temperaturas por debajo de los 0 °C.
Este fenómeno no será breve: las heladas persistirán al menos hasta el domingo, lo que incrementa su impacto en diversas actividades, especialmente en la producción agropecuaria, ya que los cultivos sensibles podrían verse afectados por las bajas temperaturas.
Si bien hacia el fin de semana se espera un lento proceso de recuperación térmica, impulsado por la rotación del viento al sector norte, la mejora será progresiva y no alcanzará a revertir completamente las condiciones invernales ya instaladas.
Con este panorama, junio se perfila con una marcada impronta invernal, obligando al campo, las ciudades y la vida cotidiana a adaptarse a un patrón térmico que se adelantó al calendario y consolidó el ingreso temprano al invierno