A menos de una semana de su histórica victoria en las elecciones presidenciales, el Presidente electo, Javier Milei, anunció su intención de privatizar dos empresas estatales clave: Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) y Trenes Argentinos.
Estos anuncios forman parte de su estrategia para llevar a cabo un ajuste fiscal de shock y cumplir con las demandas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En declaraciones recientes, Milei argumentó que AySA, antes conocida como Aguas Argentinas y operada por el sector privado, funcionaba de manera más eficiente. Además, remarcó que en la época en que el sector ferroviario estaba en manos del sector privado, era considerado uno de los mejores del mundo.
El presidente electo reiteró su enfoque neoliberal, destacando que su administración buscará privatizar aquellas empresas y servicios que puedan ser gestionados de manera más eficiente por el sector privado. En su visión, el Estado argentino no cumple con eficacia sus funciones y la privatización es la clave para mejorar la eficiencia y reducir el gasto público.
Este anuncio genera un fuerte debate en la sociedad argentina, ya que la privatización de servicios esenciales como el agua y el transporte ferroviario impacta directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Además, surge la incertidumbre sobre el futuro laboral de los trabajadores de estas empresas estatales. La oposición y diversos sectores expresaron sus críticas y preocupaciones ante la posibilidad de privatizar servicios básicos.