Lezama: Hallaron restos de un Gliptodonte a orillas del río Salado

Francisco Díaz

En el día de ayer personal de Inspectoría Municipal de Lezama toma conocimiento mediante comunicación telefónica, que el señor Ibarra vecino de la cuidad de Pila había encontrado restos fósiles a la vera del río Salado, más precisamente en el paraje El Destino, ubicado en el límite entre los distritos de Lezama y Pila respectivamente

Constituidos en el lugar y hallando los restos se convoca a la señora Soraya Chaer encargada del Museo Histórico Municipal de Lezama para asesoramiento.

Se logró sacar por parte del personal municipal partes óseas, las que fueron trasladas al Museo donde se están acondicionando para su posterior exhibición a los vecinos.

Los restos datarían en primer instancia de 10.000 años aproximadamente y corresponderían a un Gliptodonte, el cual se sabe en primer instancia que era un habitante de la zona. Son parte de un caparazón y fragmentos de huesos.

Los restos que no pudieron retirarse por la humedad de las napas, ya que las partes se desmembraban, fueron nuevamente cubiertos con tierra para evitar futuro vandalismo de las mismas y protección de las partes que quedaban en el lugar.

De dichas tareas participó personal de Inspectoría/Secretaria e seguridad, Encargada del Museo Histórico, CAPS y Obras y Servicios del Municipio de Lezama.

El hallazgo en Lezama

Los restos hallados en el distrito de Lezama, pertenecen a un ejemplar de fauna típica de la zona que se extinguió entre 8 mil y 10 mil años atrás. “En la provincia de Buenos Aires el gliptodonte es el más popular” aseguraron a INFOZONA

El Gliptodonte

Glyptodonte, que en griego significa «diente con surco o esculpido», es un género extinto de un gran mamífero acorazado que vivió durante la época del Pleistoceno. Con su caparazón óseo redondeado y extremidades agazapadas, recuerda superficialmente a las tortugas y a los dinosaurios anquilosaurios.

Medía unos 3,3 metros de longitud, 1,5 metros de altura y pesaba más de dos toneladas.

El caparazón del Gliptodonte estaba cubierto por más de 1000 placas óseas de 2,5 centímetros de grosor. Cada especie tenía su particular tipo de patrón de osteodermos y forma del caparazón. Con esta protección, se encontraban resguardados como las tortugas, pero a diferencia de la mayoría de estos reptiles, no podían recoger hacia adentro su cabeza; a cambio, poseían un escudo óseo sobre la parte superior del cráneo. Incluso la cola de poseía anillos de hueso para protegerse.

Este enorme caparazón necesitaba de un considerable apoyo, el cual se evidencia por características como las vértebras fusionadas, las extremidades cortas y macizas, y una ancha cintura escapular.

Fue tanto el éxito de este animal del sur de América que llegó a existir hasta la llegada del ser humano. Entonces, como suele pasar desde que estamos en la Tierra, exterminamos la especie. Bien para comer su carne, bien para utilizar el enorme caparazón como refugio.

Compartir este artículo