Intensifican los controles contra la venta ilegal y uso de pirotecnia

Francisco Díaz

Autoridades provinciales y municipales advirtieron a la población que siguen vigentes las normas que prohíben la venta y uso de pirotecnia sonora en varios distritos de la provincia de Buenos Aires para proteger la salud de adultos mayores, niños con autismo y animales durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Además, varios municipios se plegaron a la campaña de organizaciones que buscan el bienestar de personas con trastornos del espectro autista “Más luces, menos ruido” para incentivar festejos sin detonaciones.

Cabe mencionar, que la comercialización de pirotecnia está regulada en el país desde 1994 por la Ley 24.304 que indica que esos productos deben estar autorizados por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC) y prohíbe su venta a menores de 16 años.

En la provincia de Buenos Aires, al menos unos cincuenta municipios tienen ordenanzas que regulan o prohíben directamente la venta de bombas de estruendo, especialmente los llamados morteros, los de mayor impacto auditivo.

Las personas con autismo tienen una hipersensibilidad a los sonidos en general. Esto tiene que ver con unas conexiones entre la amígdala y la corteza cerebral que están disfuncionadas y esto hace que frente a mínimas cuestiones sonoras, estos niños las perciban y reaccionen

El ruido de un petardo o cualquier pirotecnia es un sonido sumamente intenso y ellos lo perciben de manera muy vívida. Sienten como si estuvieran en el medio de un bombardeo en una guerra, como si cayeran bombas al lado de ellos. Y esto genera muchísimo estrés, muchísima liberación de los neurotransmisores propios del estrés y genera un gran nivel de alteración conductual y emocional. Y por otro lado, al ser totalmente impredecibles, es algo frente a lo cual no se pueden preparar y lo viven con muchísima angustia, se desorganizan.

También el uso de la pirotecnia afecta a las mascotas, especialmente a los perros porque expone a los animales a sufrir estrés por exceso de ruido y explosiones, y a padecer miedo.

Debido a la sensibilidad auditiva de los animales, los ruidos fuertes pueden causarles pánico y provocar conductas no habituales como escapar sin rumbo y perderse, lastimarse, lastimar a las personas.

En este sentido, con el uso de pirotecnia, los animales pueden “padecer palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de insuficiencia respiratoria, aturdimiento y pérdida del control, entre otros”.

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