El Papa Juan Pablo I será beatificado por un milagro ocurrido en nuestro país

Francisco Díaz

El Vaticano reconoció oficialmente como un milagro la inexplicable cura de una chica argentina que se encontraba en estado vegetativo y que comenzó a recuperarse luego de que su madre comenzase a rezarle al difunto papa Juan Pablo I.

Candela Giarda, que ahora tiene 21 años y una vida perfectamente normal, estuvo al borde de la muerte en 2011 por una enfermedad que ocurre en un paciente cada un millón. Oriunda de Paraná, comenzó con dolores de cabeza que luego derivaron en vómitos y fiebre. Nadie podía explicarla a Roxana Sosa, su madre, cómo curar a la niña ni qué tenía. Solo le informaron que estaba incubando un virus.

“Cande comenzó a desmejorar, hasta tener vómitos y fiebre. Cuando la llevé a la guardia, me dijeron que estaba incubando un virus. Cada vez iba empeorando más, hasta que en la madrugada del 27 de marzo de 2011 la llevé al hospital pediátrico de Paraná y quedó internada en terapia. En pocas horas pasó a estar en coma, con respirador. Tenía convulsiones y probaban con distintos anticonvulsivos, pero nada funcionaba”, explicó Roxana en una entrevista periodística.

A los pocos días debieron llevarla en ambulancia desde Paraná hasta la Fundación Favaloro, en Buenos Aires, luego de padecer una encefalopatía grave. Hizo los 500 kilómetros intubada. Los especialistas concluyeron que la patología era FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad de las consideradas raras, que afecta a una persona en un millón, casi siempre sin posibilidad de sobrevida.

“Desde que llegamos a Favaloro, Candela empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida. Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa”, cuenta Roxana. Los especialistas le decían que, si acaso sobrevivía, la niña iba a quedar en estado vegetativo, ciega.

El 22 de julio de 2011 una doctora le dijo que “no podían hacer nada más por ella, se muere esta noche”. En ese momento, Roxana decidió pasar por la iglesia a la que siempre iba a rezar, la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica. Allí había conocido al Padre José Dabusti, quien la contenía en Buenos Aires.

“Aquella noche entré y le pedí que fuera a verla. Cuando se acercó a la cama de Candela, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I”. Aunque no sabía nada acerca del Papa, Roxana confió en lo que le proponía el sacerdote y, sin dudarlo, se aferró a él sabiendo que era el último recurso. Se quedó sola al pie de la cama de su hija, esperando que transcurrieran las horas.

Afortunadamente, el desenlace fatal nunca llegó. Unas horas después de invocar al Papa Juan Pablo I, la niña empezó a evolucionar de manera favorable. Los médicos, las enfermeras y el personal de salud no podían acreditar lo que estaba sucediendo en ese momento. Hasta que su vida no corrió más peligro y abandonó la terapia intensiva.

Menos de veinticuatro horas después de haber estado con neumonía, dura y blanca como nunca antes, comenzaba a recuperar sus capacidades vitales. Para su madre, solo hay una posible explicación: se trata de un milagro. Roxana asegura: “Los milagros existen, y yo lo vi con Cande”.

Candela tiene hoy 21 años, cursa una tecnicatura en seguridad e higiene animal en la universidad Tiene un emprendimiento de venta de miel. Siempre está rodeada de sus perros Fausto y Peter. No recuerda absolutamente nada de esa época en la que casi muere.

El Padre José, por su parte, le escribió una carta al Papa Francisco, en la que le contaba lo que había pasado. Se la envío a través de su hermano, que viajaba a Roma. “Mi hermano se la dio en mano. Un tiempo después, me llamaron a la parroquia desde el Vaticano. Era un obispo que me hablaba en italiano y me decía que tenía en sus manos el caso. Me dijo que hiciera un racconto de la historia y que además debía recopilar el material del caso. Desde Roma solicitaron la máxima precisión sobre la clínica y la epicrisis, con el detalle de la situación de salud de Candela, puntualmente de los cuatro días previos a que rezáramos a Juan Pablo I”, contó el padre.

Finalmente, esta mañana un equipo interdisciplinario formado por una Comisión Médica y por teólogos dieron su veredicto y confirmaron que la sanación de Candela se trató de un milagro, por lo que el Papa Francisco aprobó el camino a la beatificación de Juan Pablo I.

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