El marido de Carolina Píparo seguirá preso e imputado por doble tentativa de homicidio

Francisco DĂ­az

La sala IV de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo penal de La Plata resolvió este viernes mantener la prisión preventiva y la imputación por tentativa de homicidio de Juan Ignacio Buzali, el marido de la diputada provincial y funcionaria platense, Carolina Píparo, que se encuentra detenido desde el 9 de enero.

El marido de Píparo había solicitado el martes a través de su abogado defensor Marcelo Peña el cambio de calificación de la causa y su excarcelación extraordinaria, pero los jueces Sergio Almeida y Carlos Argüero rechazaron ambos pedidos. Ahora le resta la posibilidad de solicitar la prisión domiciliaria.

A Buzali, la fiscal de La Plata María Eugenia Di Lorenzo le imputa el delito de “homicidio en grado de tentativa” contra dos jóvenes a los que supuestamente confundió con motochorros que los habían asaltado en la puerta de la casa de su padre, la madrugada del 1 de enero.

En la audiencia del martes, su abogado defensor reclamó el cambio de carátula de la causa “ya que los elementos probatorios sustentados hasta el momento no podrían conducir a una calificación de tentativa de homicidio” y consideró que el expediente debe recaratularse como “lesiones leves culposas”.

Además, Peña cuestionó la instrucción del caso, por considerar que “existieron irregularidades de parte de la fiscalía, entre ellas, no haber realizado la pericia accidentológica y por haber realizado a medias la pericia mecánica y llenar de pruebas testimoniales, descartando las pruebas forenses”.

En tanto, Buzali en la audiencia le habló a los camaristas sobre la situación familiar derivada de la detención. “Dijo que quiere rehacer su vida, que va a estar en su domicilio en el caso que le den la oportunidad de un beneficio domiciliario o, en su defecto como planteamos en la ampliación, una excarcelación extraordinaria”, relató el letrado.

Por su parte, los camaristas consideraron que la “acción intencional, de perseguir y acometer desde atrás contra al menos una de las motos, se trasunta también en la actitud posterior y consecuente asumida, en tanto se dispone a huir del lugar tras el impacto, arrastrando el motovehículo debajo de su automotor durante varias cuadras”.

Compartir este artĂ­culo