El pasado jueves 6 se cumplieron dos meses de la sentencia en primera instancia que condenó a los ocho rugbiers por el asesinato de Fernando Báez Sosa, en enero de 2020 en Villa Gesell.
Inmediatamente de conocido el veredicto condenatorio, se especuló con un posible traslado de los asesinos a otro penal de la Provincia de Buenos Aires, e incluso se mencionó que podrían ser las unidades carcelarias de Sierra Chica, Olmos, San Martín y Campana respectivamente.
Pero la realidad es que continúan alojados en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero, partido de La Plata.
Los asesinos de Báez Sosa siguen apartados de la población carcelaria y con la misma dinámica impuesta desde el inicio de su detención: pocas horas de patio y encierros en celdas de a dos.
Fuentes cercanas al SPB señalaron que nadie está dispuesto a pagar el costo de un traslado, mucho más en un año electoral. “Si son separados quedarán expuestos en otra cárcel, podrían ser atacados. Son los presos más conocidos de la Argentina”, explicaron.
“Están juntos y esperan que este año haya novedades respecto al fallo de Casación”, fue lo último que expresó una fuente judicial cercana a la causa, en referencia a la presentación que hizo su abogado, Hugo Tomei quien, aseguran, no se ha vuelto a reunir con ellos desde el 6 de febrero cuándo se entrevistó en la cárcel de Dolores, previo a la lectura de la sentencia.
Recordamos que Tomei solicitó la absolución de los tres rugbiers condenados a 15 años (Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi) y la reducción de la pena para los cinco acusados que fueron sentenciados a prisión perpetua (Máximo Thomsen, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli).
