CHASCOMÚS: El Dr. Martín Larralde expresó su disgusto por los reiterados hechos de inseguridad

Francisco Díaz

LARRALDE-CopiarEl vecino de Chascomús, Dr. Martín Larralde, quien ejerce la Jefatura del Registro Civil de tal ciudad, hizo saber a través de su cuenta personal de la red social Facebook su amargura por un nuevo hecho de inseguridad perpetrado en el barrio del Obispado, donde reside.

El Dr. Larralde expuso lo siguiente en su misiva

“Todo el trabajo realizado en la organización del carnaval dio sus frutos, siendo un verdadero éxito la noche inaugural y mereciendo mis felicitaciones los organizadores. Con mi familia nos dimos el gran gusto de asistir a la fiesta popular, llena de vecinos y amigos.

Estuve varias horas en el corsódromo, admirando las nuevas luces, la decoración carnavalesca y degustando las propuestas gastronómicas de los stand de las asociaciones sin fines de lucro hasta que la realidad me destruyó ese momento y me obligó a irme. Desde el grupo de WhatsApp del barrio mis vecinos daban cuenta que habían entrado ladrones en dos casas. Eran los mismos vecinos que días atrás comentaban la misma noticia. Hemos sufrido más de una docena de robos y daños en los últimos meses.-

Vivo en el barrio El Obispado, un barrio donde no existen calles asfaltadas, no existen señales de tránsito, tampoco carteles indicando el nombre de las calles, carece de adecuada iluminación pero tiene servicio de luz, cloacas, gas y mucha buena gente. Mucho de lo que tenemos se debe a los vecinos y la inclaudicable vocación de crecimiento.

La inseguridad te golpea, te lastima y aunque no sea en primera persona, lo sufrís a la par de la víctima. Me duele que mis vecinos tengan que volver a explicarles a sus pequeños hijos que los delincuentes se llevaron sus cosas y destruyeron su hogar; me duele escuchar a mis amigos con un nudo en la garganta y la mirada desolada frente a este tipo de hechos; me duele que en las últimas reuniones de vecinos hablemos e ingeniemos sistemas y métodos para prevenir el delito; me duele tener vecinos que han entrado a la comisaría más veces que ratero para hacer la denuncia.-

Es en estos momentos donde uno busca respuestas, que alguien le dé respuestas. Por un lado encontré la labor policial, que ha fracasado en su deber de prevenir el delito y donde los veo sacándose selfies en el carnaval o en el reloj de los italianos. Llego a mi cuadra, a la espera de la policía científica. El móvil llega a la hora que puede y cuando lo hace, observo que frente a unas 15 personas indignadas desciende del patrullero una mujer uniformada, delgada, de unos 25 años que con todas sus fuerzas agarra su pesado maletín y con mucho profesionalismo y valor se acerca, saluda y pregunta por las viviendas damnificadas para dar comienzo a su labor. Ella sola es la representante de todas las fuerzas de seguridad existentes en la ciudad. Es la contracara del amontonamiento policial habido en el colorido carnaval. Por otro lado, la respuesta de las autoridades locales, que también se las veía en la Av. Pte Alfonsin pero no por nuestro barrio. No existió acompañamiento a la víctima, ni siquiera un mensaje alentador. Todo lo contrario, la charla termina en discusión y hasta insultos de ambas partes: el funcionario afirma que existen recorridas de patrulleros por las calles del barrio, a pesar que pocos de nosotros los hemos visto. Las veces que se vio al patrullero ha sido a raíz del propenso clima campestre, ideal para que los agobiados oficiales duerman y descansen. Por otro lado, encontré el acompañamiento de los integrantes del foro vecinal de seguridad, quienes estaban al tanto del nuevo episodio sufrido, como ya lo habían hecho anteriormente y con el cual hemos conversado por estos temas.-

Entonces, uno reflexiona, suspira y piensa: ¿Quién es responsable de toda esta situación? ¿Qué podemos hacer los vecinos para paliar esta situación? Hacemos lo que podemos. Nos apoyamos entre nosotros. Salimos con precarias linternas a buscar a los malvivientes y ver si aunque más no sea, podemos hallar algun elemento sustraído. Salimos entre los pastizales de la vieja traza ferroviaria, en donde me sentí un revolucionario en Sierra Maestra, en la lejana Cuba, con la ambigüedad que minutos antes estaba jugando con espuma junto a mi sobrina en el corso. En una completa oscuridad, rodeado de espesa vegetación y abandono seguíamos caminando. Salvo un caballo, que sorprendido nos miraba, y basura, no hallamos nada.

Es entonces donde reflexiono, sintiendo que el equivocado es uno mismo y me pregunto, ¿cuánto más puedo esperar de los encargados de la seguridad local? ¿Cuánto más puede ofrecernos este valorado vecino, quien otrora supiera asesorar en pensiones y jubilaciones, ahora lo hace en materia de seguridad? Más de una vez nos ha recibido junto al intendente y nos han comentado toda su labor y esfuerzo. Pero no está dando resultado, por lo menos en nuestro barrio.

Tampoco veo que se implementan las humildes recomendaciones efectuadas, tales como luces o cámaras de seguridad. Quiero ser justo y agradecer la única cámara existente en el barrio. También digo que una sola y en la intersección que se halla resulta inútil.

Soy consciente que la seguridad es un flagelo que se combate entre TODOS pero debo exigir más acciones, en cantidad y calidad. Se ve mucha voluntad, pero poco profesionalismo. Si hay capacidad de contactarse con profesionales del arte para armar la hermosa fiesta de carnaval, ¿por qué no hacer lo mismo con la seguridad? Si existe capacidad de contactarse con profesionales de la construcción para realizar las numerosas obras de la ciudad, ¿por qué no hacer lo mismo con la seguridad?

Siento que puedo lidiar con los pozos de mi barrio, incluso de cambiar mi auto por uno más alto y apto para afrontar los desafíos urbanos, cuan piloto del Dakar; como así también poner dinero para nuevamente comprar más luces o mejorado para las calles; pero no puedo con la seguridad. No puedo ni podemos los vecinos solos hacerle frente a este problema.

Soy de las personas que creen en la política; que la faz más importante de la política es transformar la realidad de los habitantes y se concreten hechos nacidos en la política. Detesto que la política quede en meras discusiones y peor aún, que la política no salga de las calles Cramer y Mitre.

Creo fervientemente en la actual gestión y mantengo la esperanza que vendrán mejorías para todos, como creyente mantengo mi fe en eso aunque la realidad atente contra ella. Me resisto al conformismo y aceptar esta realidad; a la reacción del ciudadano tendiente a la justicia por mano propia. Temo que la fe se transforme en azar y entrar en esa lotería no es lo que quiero para mi familia. No quiero ganar el premio; no quiero que salga mi número y me toque la desdicha de sufrir en carne propia lo que veo sufrir a mis vecinos.

Quiero un barrio seguro. Quiero que la bicicleta de mi intendente llegue con él a mi barrio; quiero que el policía conozca donde queda la calle Capellán Calderón sin mirarme atónito; quiero sentirme bien cuando me voy de mi casa; quiero terminar de ver el carnaval y las comparsas; quiero disfrutar de mi barrio sin padecerlo; quiero una plaza en mi barrio; quiero caminar por mi barrio sin necesitar una linterna; quiero que los funcionarios den la cara ante la desesperación y angustia de mis vecinos; quiero justicia para la víctima; quiero legal castigo y penas para quienes cometen delitos; quiero orden para mi ciudad; quiero gente útil que cumpla funciones planificadas sin improvisar; quiero trabajar en pos de una mejor calidad de vida para mis vecinos. Quiero ayudar a que nos ayuden.-

Martín Larralde

DNI nº 31.690.005

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