Cómo son los cascos de ventilación creados por argentinos que reducen el uso de terapias intensivas

Sofía Martínez

Argentina se encuentra atravesando la segunda ola del coronavirus y las terapias intensivas están completas en varios distritos o casi en su totalidad, todo soporte que ayude a los médicos a liberar camas de cuidados críticos en clínicas y hospitales es más que bienvenido.

Es así el ejemplo de los cascos de ventilación, utilizados en pacientes con coronavirus, que son clave en estos momentos. Se trata de un sistema de ventilación no invasiva con o que se podría reemplazar en muchos casos el uso de respiradores mecánicos.

Estos cascos desarrollados por la empresa Ecleris, especializada en equipamiento médico, están siendo muy demandados en varios hospitales de CABA y gran parte del país.

¿Cómo funcionan los cascos?

“Los cascos son similares a una escafandra, transparentes, y permiten inyectar oxígeno con una presión superior, lo que genera un efecto benéfico en los alvéolos pulmonares, que en muchos casos colapsan por el efecto del coronavirus“.

“Evitan la dispersión del virus a través del aire expirado por el paciente, ya que cuentan con un filtro viral y bacteriológico”, indicó Marcos Ledesma, uno de los fundadores de la compañía.

“Con otros sistemas de oxigenación esa dispersión existe, y es causa de muchos casos de enfermedad en médicos y enfermeros”, explicó Ledesma.

Además, cuenta que se fabricaron 2.500 dispositivos y que, al ser reutilizables, cuando una persona se recupera, le permite seguir salvando vidas. Es por ello que, más de 9.000 pacientes ya recibieron tratamiento con este dispositivo.

Según los datos de la compañía, los cascos permiten evitar entre 50% y 70% de los entubamientos de los pacientes, liberando respiradores mecánicos para las personas que por alguna otra condición no responden al manejo respiratorio no invasivo.

¿Existen otros dispositivos?

Si, existen otros dispositivos que son un gran soporte en pacientes delicados de internación como por ejemplo las cánulas nasales de alto flujo (HFNC por sus siglas en inglés). Se usa frecuentemente en pacientes adultos en unidades de cuidados intensivos (UCI), los cuales necesitan asistencia respiratoria y no cuentan con un respirador.

Las HFNC suministran aire caliente y oxígeno a través de pequeños tubos de plástico que se colocan dentro de las fosas nasales. El flujo de aire caliente se produce a una velocidad mayor cada minuto en comparación con la oxigenoterapia estándar.

Otra opción es la ventilación no invasiva (VNI) o la ventilación con presión positiva no invasiva (VPPNI). En estos casos se utiliza una leve presión para empujar el aire hacia los pulmones a través de las mascarillas faciales bien ajustadas o de un casco que cubre toda la cabeza.

Con esta se recibe un nivel más alto de soporte respiratorio, utilizando un ventilador (Máquina de respiración artificial) para empujar el aire dentro y fuera de los pulmones a través de un tubo de plástico insertado en la tráquea.

Diferencias con los respiradores mecánicos

La mayoría de los pacientes que contraen coronavirus y se hospitalizan requieren oxígeno. Es por eso, que el objetivo de los médicos es darle el soporte ventilatorio que requiera cada uno de ellos, según sus condiciones y recursos disponibles en el lugar.

Los respiradores mecánicos son uno de los insumos más escasos de la infraestructura sanitaria para enfrentar esta pandemia, y requieren de personal altamente capacitado para intubar a los pacientes, por lo que genera más limitaciones.

Otro problema relacionado a los respiradores es que los pacientes intubados normalmente precisan de largos períodos de intubación, muchas veces 2 a 3 semanas, o más, por lo que la cantidad de respiradores disponibles es difícil que alcance para atender a todos los que los precisan durante los picos de la infección.

Esas restricciones son las que plantearon el desafío de encontrar sistemas intermedios entre la ventilación por mascarilla o bigotera, que no sean invasivos pero permitan una mayor oxigenación.

Por último, la idea de contar con equipos de protección adecuados para todo el personal sanitario, y así evitar su contagio, también fue clave para el desarrollo del equipo.

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