Luego de una serie de jornadas con temperaturas propias de la primavera, el frío polar volverá a instalarse sobre gran parte de la provincia de Buenos Aires, según informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Sin embargo, y a diferencia de otras irrupciones de aire frío más prolongadas, este nuevo descenso térmico será breve y no se extenderá más allá de algunos días puntuales.
Según el organismo oficial, el ingreso del aire frío se comenzará a percibir a partir del miércoles 23 de julio, cuando las temperaturas máximas no superen los 10 °C en buena parte del territorio bonaerense. Ese día, las mínimas se ubicarán en torno a los 2 o 3 grados, lo que marcará un fuerte contraste respecto a los valores templados registrados en la primera mitad del mes.
El pico de frío está previsto para el domingo 27, jornada que podría convertirse en la más fría de lo que queda del mes. Las mínimas podrían descender hasta –1 grado, especialmente durante la madrugada, con alta probabilidad de heladas en sectores rurales y bajos.
A pesar de este nuevo descenso térmico, los especialistas señalan que la masa de aire polar será de corta duración. Para el resto de los días, se anticipan temperaturas más agradables, con máximas que oscilarán entre los 14 y 18 grados y con buena presencia de sol, condiciones ideales para transitar la segunda mitad del invierno y encaminarse hacia una primavera anticipada.
Los modelos meteorológicos coinciden en que no se prevén lluvias significativas en los próximos días, lo que permitirá mantener un ambiente seco, con cielos mayormente despejados y condiciones favorables para las actividades al aire libre.
En síntesis, el frío regresa a la provincia de Buenos Aires, pero no será persistente.
Las condiciones mejorarán rápidamente, permitiendo que la última semana completa de julio transcurra con tiempo estable y con temperaturas que irán en progresivo ascenso