La irrupción de una masa de aire polar en el centro del país obligó a las autoridades educativas a tomar una decisión inédita: frenar las clases y dar respiro a alumnos y docentes frente a heladas que llegan hasta los –8 °C en regiones serranas y dejan cañerías y aulas fuera de servicio.
Un termómetro en caída libre
Las bajas extremas no fueron un mero dato en pantalla: varias localidades del interior registraron temperaturas cercanas a los –10 °C antes del amanecer, y en la Patagonia el mercurio descendió hasta –18,4 °C. Ese desplome arrastró al menos –3 puntos de sensación térmica adicional por efecto viento, cubriendo rutas y patios escolares de escarcha y convirtiendo cada traslado en un riesgo innecesario.
Infraestructura al límite
El golpe del frío temprano puso en evidencia viviendas y escuelas sin defensas suficientes contra las heladas:
- Mendoza: más de 450 edificios escolares reportaron desperfectos en calderas y cañerías reventadas por la escarcha.
- San Luis: el suministro de gas se interrumpió en todos los turnos; se evacuarán escuelas hasta reparar tuberías.
- Catamarca y Tucumán: suspensión de clases en todos los niveles y modalidades, con aulas infranqueables por el hielo.
- San Juan: nueve departamentos sin clases; algunos tuneles de gas quedaron clausurados por seguridad.
- Salta: la escuela Güemes registró apenas 2 de 350 alumnos; el resto, imposibilitado de llegar.
- La Rioja: receso adelantado hasta el viernes 4 de julio, a la espera de informes técnicos.
En conjunto, más de 200.000 estudiantes quedaron momentáneamente liberados del banco escolar para evitar sobrefacturar un sistema de calefacción ya agotado.
El pulso del resto del país
Mientras tanto, otras regiones ajustan el cronograma pero evitan detenerlo por completo:
- Río Negro: Bariloche y Viedma retrasan el inicio a las 9:30 h; las faltas no se computan.
- Córdoba, Santa Fe y Neuquén: dictado normal con la opción de postergar individualmente el ingreso.
- Buenos Aires (ciudad y provincia): sin cambios, pese a mínimas cercanas a 0 °C.
El pico de la ola polar durará al menos 48 horas más, según los pronósticos. Por eso, se recomienda extremar cuidados: revisar instalaciones de gas, aislar caños vulnerables y, sobre todo, mantener informada a la comunidad educativa sobre cada actualización meteorológica.