Seis hermanitos fueron adoptados y comienzan una nueva vida con sus dos mamás

Andrea Fernández

Una historia de amor y unión familiar se ha tejido entre dos madres de Santa Fe y seis hermanos de Corrientes, quienes, después de una rigurosa Convocatoria Pública Nacional organizada por el Juzgado de Familia Niñez y Adolescencia N°4 en julio de este año, finalmente se unirán como una familia.

Los niños, radiantes de felicidad, esperaban ansiosos el día en que se mudarían con sus nuevas madres, Eliana (36) y Elisa (47), a Luis Palacios, una ciudad ubicada a 30 kilómetros de Rosario, según informó el Poder Judicial de la provincia.

La pareja fue seleccionada entre más de 35 solicitantes que respondieron a la convocatoria, destacando el interés generado por la posibilidad de adoptar a Juliana (10), Alejandra (8), Noelia (6), Cristian (5), Jeremías (4) y Camila (2).

Las mamás, emocionadas durante la audiencia celebrada este viernes, compartieron que siempre habían considerado la posibilidad de adoptar y no dudaron en inscribirse cuando conocieron la convocatoria.

Ambas mujeres narraron a la jueza Carolina Macarrein que cuentan con una casa espaciosa y ya adquirieron un automóvil con ocho asientos para facilitar los traslados familiares. “Ya somos una familia, deseamos con toda nuestra fuerza poder sumarnos”, expresó emocionada Elisa.

La jueza Macarrein otorgó la guarda preadoptiva al matrimonio, la cual se extenderá por tres meses hasta que se pueda conceder la adopción plena.

Eliana y Elisa viajaron a Corrientes a principios de esta semana para compartir tiempo con los niños, participando en actividades diversas y fortaleciendo los lazos familiares. La jueza destacó que desde un primer momento, buscaron la conexión con los pequeños.

La pareja, propietaria de dos peluquerías, y Eliana, además, trabajadora en una fábrica de aluminio, una de las más grandes del país, ya tienen todo organizado para la convivencia y cuidado de los pequeños.

Luis Palacios, una localidad tranquila de mil habitantes, será el nuevo hogar de esta familia en formación. Los niños, ahora parte de la comunidad, podrán disfrutar de la calidez de un pueblo donde las bicicletas no necesitan candados.

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