* Por Patricia Quintana.
Nuestra región, no resulta ajena al crecimiento de delitos violentos y homicidios, por lo que no debería subestimarse la importancia de la seguridad, dado que los indicadores, claramente ameritan abordar tal temática con seriedad.
Por ejemplo, ha sido público y notorio.
En San Miguel del Monte el homicidio de Domingo Ponce, jubilado, de 74 años, con varias puñaladas.
En Ranchos el homicidio de Daniela Mazzarioli Paredes y su hijo de 2 años con signos de ahorcamiento.
En Villanueva el homicidio de Mirta Orania, jubilada de 67 años, en ocasión de robo.
En General Belgrano, Muere tras 11 días de agonía, Nélida Briante, jubilada de 94 años tras feroz asalto y su hermana sobrevive al ataque.
En Pila el homicidio de Patricio Surgen, en el marco de una reyerta.
En Castelli Daniel Díaz, sufrió una feroz golpiza, terminando internado con importantes lesiones y a riesgo de perder su vida.
En Dolores el homicidio de Oscar Roldan, en el contexto de un baile en Sevigne, con marcha de silencio en la localidad de Castelli reclamando por justicia.
Asimismo, en otras localidades de la región, también anteriormente han ocurrido homicidios, por ejemplo en Gral. Madariaga, Maipú, Chascomús, Lezama, Punta Indio, etc.
Tal así, que por un motivo u otro, localidades que se reputaban tranquilas, han pasado al protagonismo por hechos graves.
En tal contexto, LA SOCIEDAD, se muestra cada vez más demandante e intolerante a los efectos negativos del delito, exigiendo respuestas a sus referentes locales.
Cualquiera puede darse cuenta, que en los últimos años ha crecido la violencia y el delito; por consiguiente, resultaría una ingenuidad no considerar tal realidad y subestimar la temática de seguridad.
En virtud de lo explicado, es notoria la preocupación de intendentes y funcionarios, vinculados a políticas locales de seguridad, policías comunales y locales.
En muchas ciudades de la zona ha habido marchas y protestas por reclamos de seguridad, por lo que tal realidad por sí misma se hace notar.
Todo ello permite concluir, que la seguridad no se puede desatender, que necesariamente hay que darle prioridad y sobre todo con la mayor idoneidad posible, porque de lo contrario, se corre el riesgo que los fenómenos explicados tiendan a amplificarse.
*Dra. Patricia Quintana
*Abogada. Criminóloga. Especialista universitaria en Derecho Penal y Criminología.