El 2 de Mayo de 1.982 y en el contexto de la Guerra de Malvinas se producía el hundimiento del ARA General Belgrano, siendo uno de los hechos más traumáticos de la misma.
Pasadas las cuatro de la tarde, el buque fue atacado sorpresivamente por el submarino nuclear británico HMS Conqueror. En consecuencia, fallecieron 323 de los 1093 tripulantes a bordo, lo que representó casi un tercio de los pasajeros y prácticamente la mitad de los caídos argentinos en los 74 días de la guerra.
El 1 de mayo el submarino inglés ya estaba siguiendo sigilosamente al crucero argentino, pero recién pocos minutos antes de las 16 de domingo 2 de mayo de 1.982, recibió la orden de hundirlo, cuando se encontraba a 5 kilómetros de distancia.
El primer torpedo fue el más dañino: a las 16:02, dio de lleno en la sala de máquinas del “Belgrano” y se cobró la mayor cantidad de vidas. Además, provocó el cese inmediato de la iluminación y energía.
Unos segundos más tarde, el segundo impactó contra la proa del bote, generando el desprendimiento de gran parte de la misma, el comienzo de la inclinación a babor y el cese del motor. Un tercer torpedo fue disparado, pero no dio en el blanco.
A las 16:05 se inició la apertura de las puertas que daban a la cubierta principal para agilizar la evacuación de las zonas inferiores. Sin embargo, la misión se vio dificultada ya que la red de parlantes estaba fuera de servicio, por lo que las órdenes llegaban mediante megáfonos de mano y se repetían a los gritos.
Los problemas para comunicarse, sumado a la mezcla de humo y agua no ayudó en absoluto a la evacuación. Muy por el contrario, agigantó la tragedia.
A las 16:10 la inclinación del barco comenzó a acelerarse y se utilizaron algunas de las balsas salvavidas. Había 72, de las cuales 62 eran necesarias y el resto eran de reserva.
Finalmente, a las 16:23, y a través de un megáfono, el capitán Héctor Bonzo dio la orden definitiva de abandonar el buque. En los minutos previos el bote pareció estabilizarse y algunos se ilusionaron con salvarlo, pero lamentablemente eso no fue posible.
El caos fue tan grande que algunas balsas se iban con más de 30 sobrevivientes a bordo, mientras que otras partían con tan solo tres personas. Hacia las 16:50, el hundimiento ya era inevitable y solo era cuestión de esperar.
El crucero tardó tan solo una hora en llegar hasta los 4.200 metros bajo el mar, en el fondo de la cuenca de Los Yaganes, al sur de las Islas Malvinas.
El Belgrano es el único barco hundido por un submarino nuclear durante un conflicto bélico.
Para muchos, esta fue la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina.