Julio Aro, ex combatiente de Malvinas, fue reconocido como “Embajador de la Paz”

Por la pandemia de coronavirus, la mayoría de los eventos tienen invitación por videollamada, es por eso que la distinción a los “Embajadores de la Paz” se realizó de manera virtual.

Entre los 13 premiados por la Federación Unidos por la Paz, estaba el ex combatiente de Malvinas Julio Aro, quien fue reconocido “por su destacada y valiosa labor en su ámbito, que busca generar mayores compromisos colectivos del liderazgo de todas las áreas, nacionalidades y culturas para tender puentes de reconciliación, fraternidad y solidaridad; en la puesta en práctica de los valores universales“.

Entre los cientos de participantes estuvieron conectados atentos a la premiación: Luba Opeka (comunicadora y hermana del padre Pedro Opeka) y Mario Marcelo Cáceres (docente y escritor), ambos Embajadores por la Paz, oficiaron de anfitriones.

Les damos la bienvenida a esta familia que está tratando de construir una paz duradera sobre esta tierra para que se expanda hacia todo el universo“, dijo Carlos Varga, Director de UPF Argentina.

Hay una frase de la letra que la escribimos pensando en Julio”, contó Alejandro Falcone, uno de los vocalistas del grupo lírico pop “Héroe” posterior a la proyección de una video con la canción “Unidos por la Paz”. “Siento que el sol de abril sembrará semillas nuevas y pondrá alas en tus pies. Esa frase está dedicada a él”, agregó ante la mirada de Aro, visiblemente emocionado.

Nuestro primer embajador es un hombre que ha podido superar la muerte con el poder del don del amor. Su nombre es Julio Aro”, dijo Opeka. Mario Marcelo Cáceres sugirió ponerse de pie simbólicamente y lo presentó. “Es un ex combatiente de la Guerra de Malvinas que impulsó el reconocimiento de los caídos en el cementerio Darwin junto al capitán británico Geoffrey Cardozo. Por eso hoy me puse mi escarapela, porque iba a estar frente a un héroe”.

“Julio Aro es, además, profesor de educación física y actualmente presidente de la fundación ‘No me olvides’, una ONG Argentina conformada por familiares de ex combatientes de la guerra de Malvinas. Es el responsable de devolver la identidad a 115 soldados que figuraban como desconocidos”, indicó Cáceres en la presentación.

Las palabras de Julio Aro

Finalmente, Aro tomó la palabra. “Es una emoción. Tal vez no se dan cuenta, pero cada uno de los que hablaron irradian paz y, formar parte de este grupo maravilloso me llena el corazón. Escuchar a Ale con esa canción tan linda… Yo creo que si nos unimos, como todos aquellos que vivimos el horror de una guerra, podemos tener la paz en el mundo que nos merecemos. Jamás vamos a bajar los brazos”, dijo el marplatense.

“Hoy me siento orgulloso de presidir una fundación. Tengo las espaldas muy grandes porque tengo un montón de amigos y personas que me apoyan. Como dicen, los pájaros se juntan por la forma de volar. Acá todos tenemos la misma forma de volar, todos queremos poner las herramientas necesarias para tener esta paz que nos merecemos. Nuestro compromiso es permanente, es con ustedes con el mundo, con el planeta”.

Su historia en Malvinas

Julio Aro llegó a Malvinas con el Regimiento 6 de Mercedes en 1982. Tenía solo 19 años, el soldado tuvo que enterrar a sus compañeros cuando las esquirlas de una bomba alcanzaron sus cuerpos en la trinchera que compartían.

En 2008 regresó por primera vez a las islas. “Fui a buscar al chico que había dejado allí cuando terminó la guerra. Y cuando visité el cementerio de Darwin no encontré a muchos de mis compañeros. Sus nombres no estaban en las cruces. Las placas decían ‘Soldado argentino solo conocido por Dios…’ Y eso me partió la cabeza”, relató Aro.

Al regresar, le contó a su madre el dolor que sentía. Ella le respondió: “Yo te hubiera buscado hasta el último día de mi vida”. Esas palabras se le hicieron carne. Luego de unos meses, Aro, junto a José Raschia y José Luis Capurro, crearon la Fundación “No Me Olvides” de Mar del Plata con el fin de acompañar a los veteranos y a sus familias en los traumas de la guerra. A finales de ese año fueron invitados a Londres para reunirse con excombatientes ingleses de gran experiencia en estrés post traumático.

El destino hizo que se cruzara con el coronel Geoffrey Cardozo, que oficiaba de traductor ya que era el único que hablaba perfecto español. En sus largas conversaciones, Aro le contó sobre esas tumbas no lo dejaban dormir. Entonces, juntos se encargaron de trabajar por la identificación de los soldados argentinos no identificados que yacen en el cementerio de Darwin.

Actualmente, solo quedan 7 tumbas sin nombres. El resultado de una labor enorme que nuevamente postula a Julio Aro y al coronel británico Geoffrey Cardozo al premio Nobel.

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