Hugo Arana, unos escarpines y un vino: la publicidad que más recuerdan los argentinos

Francisco Díaz

Hugo Arana murió este domingo 11 de octubre. Estaba internado por un accidente doméstico y había dado positivo de coronavirus. Era uno de los actores más familiares para los argentinos.

La televisión lo tuvo como gran protagonista desde los años 70 y un spot que lo tenía como principal personaje pasó a la historia de la publicidad como uno de los de mayor impacto. Un mensaje tierno, familiar y cotidiano…

Su impacto fue tan fuerte que, aunque pasaron los años y cambiamos de siglo, todavía permanece en la memoria emotiva no solo de los que la protagonizaron; también de los millones que la vieron.

En la década del 70 también existían otros hábitos de consumo. Ni vodka ni cerveza, tampoco gaseosas light ni jugo saborizado. En las mesas el vino reinaba.

Es en ese contexto de consumo y donde se imponía una familia tipo (y no se contemplaban otros tipos de familia) es que la empresa Crespi decidió filmar una serie de comerciales que asociara el vino con los mejores momentos de la vida cotidiana. Su objetivo era vender un vino económico, pero sin despreciar al producto ni a sus compradores.

Los comerciales estaban pensados como la historia de una pareja. Arana primero conocía a su novia en la ficción, la actriz Betty Galán, luego se casaba, y recién en el cuarto comercial venía el anuncio del bebé. Ese fue el que trascendió.

La historia era tan simple como bien contada. La mujer llama por teléfono ¡fijo! a su marido para avisarle que esa noche para cenar no serán dos sino tres. El hombre llega a su casa pero no ve a nadie. Hasta que en la mesa observa un par de escarpines. Sin mediar palabras comprende todo. Su cara refleja asombro, emoción, miedo, ternura, felicidad… En menos de un minuto muestra todos y cada uno de los sentimientos que experimentan aquellas parejas que quieren dejar de ser dos para ser tres. Al final, abraza a su mujer y con sus dedos en los escarpines los hace caminar. La escena está tan lograda que aún hoy viéndola en blanco y negro emociona y llena el corazón de algo tan cursi pero tan imprescindible como la ternura.

El comercial estalló. “En 15 días lo vieron 15 millones de personas” había afirmado en una entrevista tiempo atrás.

Después de ese comercial, la historia de la pareja siguió. Vino otro hermanito y hasta un tío francés. En total se filmaron 12 entre los años 1970 a 1985.

Hoy y en tiempos de internet, que un comercial dure más de un minuto veinte es impensado. Sin embargo, aunque transcurra el tiempo, cambien los teléfonos, el vino ya no se beba tanto y los escarpines ya no se usen, siguen “pasando cosas lindas en las familias” y está lindo poder contarlo.

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