Todos los 30 de mayo se conmemora en Argentina, el Día Nacional de la Donación de Órganos, a partir del nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz tras haber sido trasplantada de hígado en un hospital público.
En el año 2018, en el mismo día, se aprobaba la Ley Justina (27.447), con la cual se busca facilitar la donación y trasplante de órganos.
Sin embargo, sigue existiendo algunas dificultades para los pacientes, y el entorno que lo acompañan, ya que pasan a una larga lista de espera con un estado de salud crítico.
Según el presidente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), Carlos Soratti, en lo que va del 2022 se han realizado 1.366 trasplantes de órganos y córneas, “un buen número” teniendo en cuenta el impacto de la pandemia en el país.
“La sociedad argentina tiene una actitud francamente positiva hacia la donación y eso es un valor muy grande como sociedad”, indicó Soratti.
“Donar órganos es donar vida“
Gracias a las leyes vigentes como la 26.928 y la 27.447 (Ley Justina), el trasplante de órganos por donante vivo es posible. De los 7 órganos principales que se pueden donar, hay 3 que pueden realizarse en vida: hígado, riñón y médula ósea. Los 4 restantes, corazón, pulmón, páncreas e intestinos, se donan desde una persona fallecida.
En el caso de las personas que realizan donaciones en vida, por ejemplo de riñón e hígado, tienen cuidados por un tiempo determinado para que su estado de salud se mantenga.
