Conmoción en Dolores: una joven murió al atragantarse mientras cenaba

Una tragedia inesperada sacudió la noche de ayer en la ciudad de Dolores, cuando una joven de 33 años, perdió la vida tras sufrir un episodio de asfixia mientras cenaba en su hogar.

Según confirmaron fuentes policiales, se trató de una muerte accidental. La autopsia, realizada este mediodía, determinó como causa del fallecimiento una “asfixia por broncoaspiración”, es decir, la obstrucción de las vías respiratorias producto de la entrada de alimentos o líquidos a los pulmones.

El lamentable episodio invita a una profunda reflexión sobre la importancia de contar con conocimientos básicos de primeros auxilios, especialmente dos maniobras que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte: la maniobra de Heimlich y la RCP (Reanimación Cardiopulmonar).


Es una técnica de primeros auxilios que se utiliza cuando una persona está atragantada y no puede respirar. Consiste en aplicar compresiones abdominales rápidas, con el objetivo de generar una presión que expulse el objeto o alimento que obstruye la tráquea.
Se debe actuar con rapidez, ya que cada segundo cuenta. En el caso de adultos:

  1. Colocarse detrás de la persona.
  2. Rodearla con los brazos por debajo de las axilas.
  3. Cerrar una mano y colocarla justo arriba del ombligo.
  4. Tomar el puño con la otra mano y aplicar compresiones hacia adentro y hacia arriba, de forma enérgica.

La Reanimación Cardiopulmonar se utiliza cuando una persona no respira o no tiene pulso. Su objetivo es mantener la circulación de la sangre hacia los órganos vitales hasta que llegue ayuda médica.

Los pasos básicos son:

  1. Verificar si la persona responde y respira.
  2. Llamar a emergencias (107 o 911).
  3. Comenzar con compresiones torácicas:
    • Ubicar las manos entrelazadas en el centro del pecho.
    • Comprimir fuerte y rápido (100-120 compresiones por minuto).
    • Si se está entrenado, alternar con ventilaciones de rescate.

Este doloroso hecho deja una lección urgente: saber cómo actuar en una emergencia puede salvar una vida. En un momento de desesperación, disponer de estos conocimientos puede marcar la diferencia mientras se aguarda la llegada de una ambulancia.

Es por eso que resulta fundamental que estas prácticas se enseñen en las escuelas, desde temprana edad, y que se fomenten espacios comunitarios donde se dicten cursos gratuitos o accesibles para toda la población.

Cada vez que una institución, organismo o centro de salud ofrece un taller de RCP o de primeros auxilios, asistir puede cambiar tu vida… o la de alguien más. No sabemos cuándo ni dónde, pero todos podemos ser protagonistas de un acto que salve a otro ser humano

Compartir este artículo