Con complicidad del árbitro, le pidió matrimonio a su novio en medio de un partido de fútbol

Francisco Díaz

Franco Farías y Rocío Moretti van a casarse el año que viene, pero la forma en que lo decidieron fue para alquilar balcones.

El estaba disputando un partido de fútbol en la localidad de Funes, provincia de Santa Fé y cuando terminó, el árbitro lo llamó y le sacó una tarjeta azul… Desconcertado, miró a su alrededor y la vio a ella arrodillada junto a tres amigas que exhibían pancartas con fotos de ambos donde estaba escrita “la propuesta”.

Franco se acercó a Rocío, que tenía entre sus manos una cajita con una alianza de plata. De su boca salió la frase obvia: “¿Te querés casar conmigo? El no dudó en reaccionar, se sacó la camiseta, se arrodilló, la abrazó, la besó y rompió en llanto mientras leía unos cartelitos que le había escrito.

Esas notas decían: “Antes de que me respondas, tenés que saber que si me decís que no te voy a seguir amando…”, “No te asustes, tenés mucho tiempo para arrepentirte”,¿Noviembre me dijiste que te gustaba? Faltan 15 meses para organizar tremenda joda”, “Sea lo que sea que me digas, gracias por enseñarme a amar y hacerme siempre tan feliz”.

Tras los elocuentes mensajes y con la emoción a flor de piel, Franco le dio el sí. Rocío le pidió que se pare y le puso la alianza: como en las películas, pero al revés. Cataratas de aplausos cerraron este emotivo y ocurrente pedido de matrimonio.

La escena, que parece de película, quedó registrada en imágenes tomadas por el fotógrafo del torneo y también en videos. Ocurrió en el predio del Liceo Aeronáutico Militar de Funes, cuando el equipo de Franco (Segurola y Habana) disputaba la Copa Pymes que organiza la estancia deportiva Damfield.

Rocío, que tiene 30 años, contó con lujo de detalles su historia de amor y cómo planeó pedirle casamiento a Franco, de 28, con quien se puso de novia hace tan solo seis meses aunque se habían conocido hace 14 años.

En el medio pasaron cosas, Rocío estuvo en una relación poco feliz por 13 años, tiene una hija de tres años y medio y se separó hace dos. “La propuesta de casamiento se me ocurrió porque amo a mi novio con todo mi corazón y estoy segura de que quiero estar con él”.

“La forma en cómo lo hice era obvia, como que dos más dos son cuatro, ya que Franco es fanático del futbol, le encanta jugar, es lo que más ama y además lo hace con sus amigos de toda la vida, entre los cuales está su primo. Todos fueron mis cómplices”. Ambos viven en Rosario pero Rocío da clases de telas y acrobacias aéreas en Funes y Franco juega al fútbol de manera amateur en esa misma ciudad.

La historia entre ambos se remonta hacia la adolescencia: “Conocí a Franco cuando tenía 16 años porque iba a la escuela con mis amigos del barrio, en un boliche le dije a ellos que me hagan el enganche porque me gustaba. Ese día nos dimos algunos besos y no lo vi nunca más”.

“A los pocos meses me puse de novia con el padre de mi hija. Me separé hace dos años y en 2020 por casualidad volví a encontrarme con Franco. Estando en mi casa con amigas, un amigo me preguntó si podía venir con tres compañeros. A uno lo estuve mirando mucho y recién cuando se fue me di cuenta que era él, la misma persona que conocí hace 14 años atrás”.

“El sí se acordaba de mí y me había estado buscando por redes sociales. Empezamos a hablar y nunca dejamos de hacerlo. En noviembre salimos por primera vez, luego fue vernos todos los días, conoció a mi hija, con quien se adoran, y así se fue dando todo”.

“Sé que nuestra relación avanzó bastante rápido pero la sentimos así, muy cómoda y natural”, reflexiona. Cuando Franco termine la casa que está construyendo, se piensan ir a vivir juntos. “Ese proyecto ya estaba antes de la propuesta de matrimonio”, confiesa Rocío.

Considera que su relación “no tiene sentido más que para nosotros, solo nosotros sabemos qué nos pasa. Estuve 13 años con otra persona creyendo que el amor era eso. A pesar de que era un vínculo desastroso y con muchas cosas malas, pensaba que ya estaba, que sería así para siempre”.

“Después de la separación estuve en crisis porque me di cuenta que eso no fue amor, que toleraba cosas que no debía, y que no era feliz. Fue crecer. Luego empecé a salir con mis amigas y solo tenía encuentros casuales con conocidos hasta que me di cuenta que esa vida no era para mí porque soy una persona que necesita demostrar cariño”.

“Hasta que apareció Franco y con poca esperanza decidí darle una oportunidad porque me invitó a tomar algo en lugar de esos planes tan comunes de decirte ‘venite a mi casa a las tres de la mañana’. Hablamos toda la noche, luego me dejó en casa y se fue, todo un señor. Y si bien en un principio ninguno de los dos teníamos intenciones de ponernos de novios, se dio”, abunda.

Y remata: “Pensamos en casarnos para fin de octubre del año que viene, vamos a esperar que pase esta pandemia y las restricciones porque ambos tenemos familias numerosas y lo queremos festejar con todos, a lo grande, como este amor se merece”.

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