Afirman que los jabalíes se volvieron plaga y están fuera de control

Francisco Díaz

En esta pandemia, las especies exóticas invaden y se reproducen en el sur y centro de la provincia de Buenos Aires con total libertad, y en algunos casos generando el inicio de plagas, afirmó el guía de caza mayor y menor Hugo De Luca al portal Weekend, en la cual surgió, entre otras, la preocupación por la proliferación del chancho jabalí.

Afirmó de Luca que el jabalí, se ha ido poblando y repoblando sin un depredador natural, y actualmente se ha convertido, según su criterio, en una plaga que se localiza casi en el 75 % de la provincia.

Agregó que su conclusión está fundamentada con llamados telefónicos y filmaciones de gente que vive en los campos y le comentan los daños que los jabalíes están causando a las siembras y demás plantaciones con sus piaras numerosas.

“Consideremos que el jabalí tiene dos pariciones por año –y hasta tres en algunos casos–, y de cada una de ellas nacen entre tres y seis crías (a veces más). Por otra parte, la hembra tiene su primer celo al año de vida y, generalmente, las madres de una piara suelen tener la crías en las mismas fechas, por lo que de repente te encontrás con decenas de pequeños suidos diseminados por los campos.”- señaló el guía de caza.

“Las grandes piaras hambrientas son voraces y causan pérdidas o daños de todo cultivo que pueden incorporar a su ingesta, además del perjuicio que causan por aplastamiento debido al pisoteo de sus integrantes que marchan a través de los campos” sostuvo.

Asimismo agregó que tiene información que existen plagas grandes en zonas como La Chiquita, Villarino, Monte Hermoso. También en Chascomús, Lezama, Guerrero, Castelli, Monte, Gorchs y así sucesivamente, se van expandiendo cada vez más dentro de la provincia, llegando inclusive a tomar el sector norte, como Areco.

Considera el experto que debería autorizarse una cacería controlada, para reducir la cantidad de jabalíes y ciervos, con permiso de los dueños de campos, dado que una piara de 10 a 15 jabalíes rompe alambrados, se come los postes y un sembradío de maíz, a casi un promedio de una a dos hectáreas por día donde arrasa con todo. Y no solo es lo que come, sino también lo que pisa. El daño que causa es millonario. Por otra parte, si un padrillo se ve acorralado, ataca con su cabeza baja y corta perros, caballos, incluso vehículos y todo lo que se atreva a enfrentarlo; no le importa morir en el intento. Esto preocupa a la gente que habita las zonas rurales, tanto por sus hijos como por ellos mismos, señaló.

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