Uno de los rugbiers acusado de matar a Fernando, se quejó que en la Fiscalía estuvo esposado, tirado en el piso y sin comer

Francisco Díaz

Uno de los rugbiers detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa se quejó por las condiciones de detención durante el traslado al juzgado de Villa Gesell, donde fue citado a declaración indagatoria. “Estuve doce horas esposado con las manos atrás y diez horas tirado en el piso, sin comer”, se quejó Luciano Pertossi.

Pertossi fue el último de los ocho detenidos en ingresar al despacho de la fiscal Verónica Zamboni, a cargo de la investigación por el homicidio de Báez Sosa. Aunque se negó a declarar en la jornada del miércoles, sí quiso dejar “constancia” de que asistió con la intención de hacerlo, y criticó las condiciones de detención.

No voy a declarar, pero quiero dejar constancia de que vine con la intención de declarar”, aseguró. Luego, sostuvo: “Estoy despierto desde las cinco de la madrugada y esposado desde las 5.30. Llevo doce horas esposado con las manos atrás y diez horas tirado en el piso de la fiscalía, sin comer, me duele la cabeza y estoy aturdido”, se limitó a decir el joven de 18 años.

Ocurre que como los rugbiers continúan detenidos en una cárcel de la ciudad de Dolores, entre los traslados y las demoras habituales en una jornada con una ronda de ocho declaraciones indagatorias, en el caso de Pertossi debió esperar largas horas hasta ingresar junto a su abogado, Hugo Tomei, al despacho de Zamboni.

Los dichos de Pertossi van en línea con las declaraciones del resto de los rugbiers detenidos por el crimen de Fernando, que esta semana en la ronda de indagatorias denunciaron a la fiscal Zamboni por supuestas irregularidades, y cuestionaron las condiciones de detención.

Uno de ellos, Enzo Comelli, llegó a decir que en prisión reciben “muchos insultos y amenazas”. Uno de los más complicados en la causa, Máximo Thomsen, aseguró: “Nos gritan que nos quieren violar”. Con esas declaraciones, el objetivo es insistir en el planteo de su abogado defensor, Tomei, para que puedan continuar el proceso judicial bajo un régimen de prisión domiciliaria.

Por otra parte, este viernes la fiscal Zamboni visita a Silvino y Graciela, la mamá y el papá de Fernando Báez Sosa, en su casa del barrio porteño de Recoleta, con el objetivo de informarles personalmente y cara a cara cuáles son los avances de la causa y en qué estado se encuentra el expediente judicial que tiene como imputados a los diez rugbiers, aunque dos recuperaron la libertad la semana pasada.

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