Plazos fijos: qué tipos existen, cómo se constituyen y cuáles son los que más rinden hoy

Hernán Martin

Hace prácticamente una semana, el Banco Central de la República Argentina decidió elevar las tazas de interés de los plazos fijos a personas físicas.

La medida del BCRA es parte de una estrategia monetaria que tiene como objetivo detener el aumento de los precios, que ya registraron una suba acumulada de 36,2% en estos primeros seis meses del año.

Plazos fijos: todo lo que tenés que saber para elegir bien

En ese contexto, los inversores que no quieren correr riesgos encontrarán rendimientos más altos en los distintos plazos fijos que ofrecen los bancos comerciales. Los tres más comunes son el tradicional, el UVA y el precancelable.

  • El plazo fijo tradicional o clásico se pacta por un período de entre 30 y 365 días (un año), el dinero del cliente permanece inmovilizado y no puede retirarse de la cuenta.

Por lo general el monto mínimo de inversión es de mil pesos y la rentabilidad mensual es de, por lo menos, 5,083% según lo establecido por el BCRA.

  • El UVA implica un lapso temporal de 3 meses de inmovilización del dinero invertido. Lo que lo diferencia del tradicional es que su rendimiento se ajusta mediante el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), un parámetro del Banco Central que sigue la evolución diaria del Índice de Precios al Consumidor (IPC).

El CER es un parámetro elaborado por el Banco Central que sigue la evolución diaria del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Es decir, está atado a la variación inflacionaria de nuestro país. En pocas palabras, los plazos fijos UVA dependen de la inflación.

  • El plazo fijo precancelable opera con la misma lógica que los UVA pero aquí el usuario puede disponer de su dinero una vez pasado el primer mes de los tres obligatorios.

Sin embargo, en este caso, si la persona decide precancelar el plazo fijo antes de los 90 días, recibirá un rendimiento preacordado que no se regirá ni por las UVA ni por el CER.

Cómo constituír el plazo fijo

Las tres opciones pueden realizarse a través del homebanking de cada entidad bancaria o asistiendo a una sucursal física de la misma. Algunos bancos también cuentan con una vía telefónica para atender esta clase de trámites.

El BBVA tiene un tutorial para entender como realizar todo el proceso.
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