A Lina le tiraron aceite hirviendo pero ella siguió amamantando a sus cachorros

Ignacio Hernández

Sobrevivía -como muchos animales en su misma situación- en las calles de un barrio humilde de Merlo. Pero tenía hambre porque había parido a dos cachorros y necesitaba alimentarse para poder amamantarlos. Con la inocencia que caracteriza a los perros se acercó con la cabeza gacha a una casita a pedir comida pero la dueña del lugar se lo impidió y, para alejarla, le tiró aceite hirviendo. “Así la encontramos, con heridas y quemaduras en su lomo, en su cabeza y parte de uno de sus ojos. La imagen era desgarradora porque ella, con todo el dolor que uno puede imaginar, seguía amamantando a sus cachorros”, recuerda Carolina, una de las voluntarias de Proyecto 4 Patas, una organización sin fines de lucro abocada a difundir, proteger y promover los derechos de los animales.

Gracias a su instinto protector y a pesar de estar en la calle y sin comida los cachorros de Lina estaban en buenas condiciones generales aunque un poco parasitados. “De todos modos los apartamos de ella en cuanto empezaron a alimentarse solos porque con la piel en carne viva y los cachorros caminando por encima de ella, Lina probablemente sintiera mucho dolor y era un sufrimiento evitable en el que nosotros podíamos colaborar”, aclara Carolina.

Su carácter dócil le permitió a Lina recuperarse lentamente pero con importantes progresos. Su ojo afectado por el aceite había sufrido un derrame y quienes la rescataron temieron que perdiera la visión. Pero los controles indicaron que había evolucionado en forma favorable y que, después de varios días de tratamiento, estaba fuera de peligro. “Siempre fue buenísima aunque nos miraba con desconfianza al principio; aún así se dejaba limpiar y curar esas heridas terriblemente dolorosas sin resistirse ni una sola vez. Y tardó muy poco en empezar a mover la cola cada vez que nos veía. Era terriblemente doloroso verla con sus cicatrices pero ella se comportó en todo momento con una entereza admirable que nos emocionaba. Dulce, buenaza, agradecida, una perra increíble”, dice con una sonrisa Carolina.

Compartir este artículo